Innovación y Gerencia. Revista científica arbitrada
Vol. I. Nº. 1, Octubre 2008, pp. 13 - 30
UJGH
·
ISSN 1856-8807
Educación en valores: una arista de la
responsabilidad social universitaria
Juliana Ferrer Soto*
Douglas Romero**
Resumen
El presente artículo pretende hacer una reflexión sobre educación en va-
lores, como eje de la responsabilidad social universitaria. Basado en una
investigación cualitativa, con una primera fase documental, se identifi-
can los rasgos valorativos presentes desde la perspectiva de la responsa-
bilidad social, en la filosofía de gestión, particularmente de la Universi-
dad del Zulia; y en una segunda fase se realiza un diagnóstico con grupos
de interés internos y externos, a fin de discutir el componente valorativo
frente a la responsabilidad ética, internalizada en la comunidad de inte-
rés. Se concluye que la universidad venezolana, tiene una participación
limitada, respecto a las exigencias de la sociedad en la construcción de
un marco valorativo, centrado en la responsabilidad individual y colecti
-
va por la construcción de país.
Palabras clave: Educación en valores, responsabilidad social univer
-
sitaria, gerencia universitaria.
!
* Postdoctorado en Gerenciade las Organizaciones. Postdoctorado en Ciencias de la Educación. Doc
-
tora en Ciencias Gerenciales. Magíster en Gerencia. Jefe de Investigación y Postgrado de la Univer
-
sidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada (UNEFA-ZULIA). Investigadora ac
-
tiva de la Universidad del Zulia. Adscrita a las Líneas de Investigación: Ética y competitividad de
los espacios globales y Universidad Contemporánea.
** Postdoctorado en Ciencias de las Organizaciones. Doctor en Ciencias Gerenciales. Maestría en Eco
-
nomía Agrícola. Profesor Emérito de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universi
-
dad del Zulia (LUZ). Director del Fondo Editorial y Coordinador del Centro de Investigaciones en
Ciencias Sociales y Administrativas (CICSA) de la Universidad Dr. José Gregorio Hernández
(UJGH).
Recibido: 28-01-08. Aceptado: 25-04-08
Values education: an axis for university social
responsibility
Abstract
The purpose of the article is to reflect about values education as an axis
for university social responsibility. It is a qualitative, documentary inves
-
tigation whose first documentary stage identifies the valuative character
-
istics in management philosophy from the perspective of social responsi
-
bility, particularly at the University of Zulia. In the second phase, a diag
-
nosis is made using internal and external interests groups, in order to
discuss the valuative component in terms of ethical responsibility, inter
-
nalized in the community of interest. Conclusions are that the Venezue
-
lan university has limited participation in relation to society’s demands
for constructing a valuation framework focused on individual and collec-
tive responsibility for building the country.
Key words: Values education, university social responsibility, univer-
sity management.
Introducción
En el mundo actual, el saber constituye un elemento estra-
tégico en la vida de las naciones. Los escenarios futuros están im-
pregnados por una acelerada producción y aplicación de los cono-
cimientos; cuestión que realza el papel de la educación superior,
depositaria de la mayor capacidad científica del país, quien pare
-
ce asumir creativamente las situaciones de incertidumbre vividas
en el ámbito nacional e internacional.
Vista la magnitud y urgencia de los problemas, es imperativo
potenciar la educación superior para convertirla en un instru
-
mento fundamental de superación a este sombrío panorama,
abrir espacios para la solidaridad responsable, desarrollar los va
-
lores culturales, reconstruir el tejido social y contribuir, junto a
los demás sectores, al incremento paulatino de la calidad de vida
de nuestros ciudadanos (CRESALC, 1999).
Las instituciones universitarias deben generar una dinámi
-
ca cambiante, convertirse en el referente que las sociedades recla
-
man y gestarse en el consenso de la propia comunidad, para res
-
ponder a la urgencia y magnitud de sus desafíos. En este compro
-
miso, la autonomía es condición indispensable para el desarrollo
de las funciones básicas de la universidad. Tales condiciones im
-
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Educación en valores: una arista de la responsabilidad social universitaria
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plican la apertura de un diálogo permanente con otros sectores de
la sociedad, una conducta innovadora y flexible, vocación de ser
-
vicio, respeto por los valores trascendentes y una tenaz responsa
-
bilidad con el destino mismo de sus naciones.
Incrementar la pertinencia, exige trabajar simultáneamente
en el campo institucional interno y externo, pero sobre todo man
-
tener vinculada la docencia e investigación, ya que esto constitu
-
ye la plataforma para la discusión de áreas problema de pertinen
-
cia social.
Surge de lo planteado la necesidad de desarrollar el presente
artículo, el cual tiene por objeto hacer una reflexión sobre educa
-
ción en valores, como centro de la responsabilidad social univer
-
sitaria, en vía para consensuar las trasformaciones exigidas por
el contexto de la sociedad venezolana.
1. Complejidad y educación superior
La misión de la educación en la era planetaria es fortalecer
las condiciones que posibilitan la emergencia de una sociedad-
mundo, compuesta por ciudadanos protagonistas, consciente y
críticamente comprometida en la construcción de una civilización
que considere la relación tierra y humanidad (Morín, Ciurana y
Domingo, 2003).
Esta misión debe comenzar a realizar una acción institucio-
nal que permita incorporar en los distintos espacios educativos y
de acuerdo con los diferentes niveles de aprendizaje, seis ejes es
-
tratégicos directrices para una acción ciudadana articuladora de
sus experiencias y conocimientos, y una contextualización per
-
manente de sus problemas fundamentales en el proceso de la
evolución humana. La educación planetaria debe propiciar una
mundología de la vida cotidiana.
Avanzar en este contexto es ir construyendo un itinerario
que se desenvuelve entre la errancia y el resultado de las estrate
-
gias, muchas veces incierto e inesperado. La incertidumbre
acompaña y la esperanza impulsa. Se pierde la condición de lo
humano; no se trata de buscar la salvación, sino de procurar el
desarrollo de la humanidad (Morín et al., 2003).
La evolución de un planeta más humano da lugar a un nuevo
resurgimiento del hombre. El primer nacimiento fue el de los ini
-
cios de dicha evolución, hace algunos millones de años; el segundo
lo proporciona la emergencia del lenguaje y la cultura, probable
-
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mente a partir del homo erectus; el tercero fue el del homo sapiens y
la sociedad arcaica; el cuarto está representado por el surgimiento
de la historia, que comprende simultáneamente el origen de la
agricultura, ganadería, de la ciudad y del estado. El quinto naci
-
miento, posible pero todavía no probable, sería el de la humanidad,
que nos haría abandonar la edad de hierro planetaria, de la prehis
-
toria del espíritu humano, que pretende civilizar la tierra y obser
-
var el nacimiento de la sociedad-mundo (Morín et al., 2003).
Los seis ejes estratégicos directrices, tienen por finalidad,
como si fueran un prisma biodegradable, organizar la informa
-
ción y la dispersión de los conocimientos de nuestro entorno para
la elaboración de una mundología cotidiana; los mismos están
conformados a su vez por un principio estratégico fundamental:
comprender y sustentar las finalidades terrestres. Es decir, afian
-
zar las capacidades que permitan fortalecer las actitudes y apti-
tudes de los hombres para la supervivencia de la humanidad.
Todo individuo vive a partir de la dialéctica relación: pasa-
do/presente/futuro, en la cual cada término se alimenta de los
otros. En la sociedad moderna y occidental y en aquellas que la
han imitado, esta relación vivida de diferente modo, según los mo-
mentos y los individuos, se fue degradando en beneficio de un fu-
turo hipertrofiado.
En el mundo y en sus imitadores frustrados, la actual crisis
de futuro provoca el desarrollo exagerado del presente y la fuga al
pasado, y suscita arraigos étnicos y/o religiosos, así como la apa
-
rición de fundamentalismos, en respuesta a la crisis de futuro y a
la miseria del presente (Morín et al., 2003).
La relación con el futuro debe centrarse, revitalizada en la
medida en que la prosecución de la alteridad (el reconocimiento
del otro) es en misma tensión hacia un porvenir, pero de un fu
-
turo distinto al ilusorio progreso garantizado. Un destino aleato
-
rio e incierto, pero abierto a posibilidades, en las cuales pueden
proyectarse las aspiraciones y finalidades humanas, sin que exis
-
ta una promesa de cumplimiento. Planteada en estos términos, la
restauración futura es de capital importancia y de extrema ur
-
gencia para la humanidad.
Ante tal fin, la educación, y particularmente la universitaria,
tendrá que afianzar las capacidades que permitan superar los
obstáculos enquistados en la dinámica social que producen las
estructuras burocráticas y la institucionalidad de las políticas
unidimensionales.
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Esto implica comprender que la humanidad se encuentra le
-
jos de haber agotado sus posibilidades intelectuales, afectivas y
culturales. Salvo una eventual catástrofe, el hombre no se está en
el límite de las condiciones cerebrales, espirituales e históricas de
las sociedades y el sentido antropológico de la evolución humana.
La cultura actual corresponde a la prehistoria del espíritu y la ci
-
vilización actual pertenece a la presente edad de hierro planetaria
(Morín et al., 2003). La misión de la educación planetaria no es
parte de la lucha final, sino el inicio por la defensa y el devenir de
las finalidades terrestres: la salvación de la humanidad.
2. La sociedad del conocimiento como el rol
estratégico de la reflexión para la educación
superior
En el período de la sociedad del conocimiento, el lugar que
ocupa la responsabilidad de la educación superior y, especial-
mente, el de las universidades, es muy amplio, debido a la impor-
tante masa crítica con la que cuentan y la calidad de sus recursos
humanos. Considerar su gran compromiso, es hacer a universi-
dades proactivas y abrir espacios que lleven a opciones solidarias
y sustentables.
A pesar de la importancia y los cambios que originó la Refor-
ma de Córdoba en la universidad venezolana autónoma de este si-
glo, la rígida estructura característica del modelo aquí estudiado,
continúa muy vigente, especialmente en su orientación profesio
-
nal, a la cual se incorporan de manera progresiva nuevos elemen
-
tos provenientes de otros modelos universitarios, todos los cuales
por lo general resultan periféricos y desvinculados de la predomi
-
nante acción docente universitaria.
La universidad venezolana autónoma de este siglo, ha dedi
-
cado la mayor parte de sus importantes recursos a la profesiona
-
lización, mediante carreras largas, y a otras funciones relevantes
como las de investigación, postgrado y extensión. En este sentido,
y a pesar de diferentes y continuos esfuerzos a declaraciones de
cambios, la influencia del persistente modelo organizacional
francés, es uno de los factores de obstáculo de la imprescindible
sinergia, entre todas las funciones y componentes del tejido uni
-
versitario (Casas, 1998).
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Al respecto, Villarroel (2001) destaca el verdadero rol de esta
profesionalización de las universidades, y refiere, como desde el
punto de vista de la tradición, éstas han sido fundamentalmente
instituciones formadoras de profesionales. Sin embargo, este rol no
radica tanto en la calidad de la preparación ni en el nivel superior de
la misma, sino en la universidad como garante o sancionadora de lo
académico. De esto deriva la justificación de la institución como res
-
ponsable de la formación de profesionales, es decir, por la necesidad
de que ésta cumpla con su papel de ente de educación formal.
Los títulos entregados por la universidad no representan las
competencias que el egresado debe exhibir, sino más bien, el de
-
recho para insertarse dentro de la práctica social de acuerdo con
los patrones o cánones reconocidos y aceptados. Desde este pun
-
to de vista, el rol de la universidad no tiene que ver tanto con la
formación de profesionales, como con su rotulación, clasificación
y certificación.
Ante la crítica sobre el modelo docente, adoptado hasta aho-
ra por la universidad venezolana autónoma, casi siempre en de-
trimento de otras importantes funciones universitarias (especial-
mente investigación y extensión), parece necesario hacer algunas
consideraciones centradas en las formas de relación entre inves-
tigación y docencia, en el ámbito universitario.
El problema se genera debido a dos posiciones contradicto-
rias que se vienen discutiendo desde la fundación de la universi-
dad alemana de Humboldt, en el siglo XIX; la primera sostiene la
obligación de separar claramente la investigación de la docencia
en la universidad y es defendida desde hace mucho tiempo por
importantes intelectuales como Newman (1955), Ortega y Gasset
(1995). La segunda posición es sustentada desde el siglo XIX por
Clark (1996). Estos autores consideran que la investigación es el
elemento esencial que caracteriza a la universidad moderna y que
sin ella la docencia resultaría obsoleta e incapaz de vincularse al
acelerado desarrollo de la ciencia y de la sociedad.
Hoy día, la universidad venezolana autónoma constituye un
fuerte reflejo de la tradicional institución republicana y una con
-
secuencia de la acumulación inorgánica y sin integración de in
-
fluencias y elementos sumamente disímiles y a veces contradicto
-
rios. En referencia a la medieval, mantiene rígidamente una con
-
cepción individualista y aislada, centrada en el profesor y la cáte
-
dra, lo cual dificulta la utilización de los modernos conceptos de
diseños curriculares. Del modelo francés-napoleónico, deriva
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Educación en valores: una arista de la responsabilidad social universitaria
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una concepción estructural poco universitaria con facultades
muy independientes y con una docencia profesionalizada, gene
-
ralmente desvinculada de la investigación (Casas, 1998), de perti
-
nencia social, lo que se traduce en un trabajo científico intermi
-
tente y de poco compromiso social.
A la luz de las tendencias estudiadas, luce poco recomenda
-
ble que un próximo proceso fundamental de transformación y
modernización de la educación superior venezolana, se pretenda
hacer partiendo de un obsoleto modelo de organización universi
-
taria, como lo es el francés (napoleónico, profesionalizante, fede
-
rativo), que ha demostrado sus serias limitaciones, tanto en Ve
-
nezuela como en otros países de América Latina, y que práctica
-
mente ya ha desaparecido hasta en su país de origen. El intento
de sustitución de este modelo por otros de mayor eficacia, se en
-
contrará con grandes resistencias, debido a la existencia de fuer-
tes intereses grupales que siguen beneficiándose de la indepen-
dencia y poder (Casas, 1998).
Sin embargo, en la transformación universitaria, tiene justi-
ficación pretender conservar, a toda costa, un modelo disfuncio-
nal que no facilita la unidad e integración universitaria y la co-
rresponsabilidad demandada por la sociedad.
3. Una educación con pertinencia social: retos
de la gerencia universitaria
Una educación con pertinencia social es una categoría multidi
-
mensional, que incluye características universales y particulares
alusivas a la naturaleza de las instituciones y de los conocimientos y
a los problemas que se plantean en relación con los distintos contex
-
tos sociales en el marco de prioridades nacionales, regionales y loca
-
les; esencialmente ligada a la calidad, así como a la preparación y
compromiso de docentes e investigadores. En ese deslinde social
que entraña el quehacer de las instituciones de educación superior,
su responsabilidad aflora, especialmente, en la instancia de rendi
-
ción de cuentas de su desempeño global ante la sociedad.
Sin embargo, tal pertinencia está condicionada por los recur
-
sos asignados a la educación superior. La prolongada crisis en este
plano, afecta a gran parte de los países del área, limita con severidad
la satisfacción de los objetivos y cometidos que se trazan las institu
-
ciones académicas; en términos de satisfacer necesidades priorita
-
rias, y brinda un lugar al estudio de la pertinencia social.
'
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Pero ¿en qué consiste la pertinencia de la educación supe
-
rior?, según UNESCO (1996), se considera particularmente en
función de su papel como sistema y de cada una de sus institucio
-
nes hacia la sociedad, así como en torno a las expectativas exis
-
tentes. Por tanto, debe incluir temas como la democratización del
acceso y oportunidades más amplias de participación, los víncu
-
los con el mundo del trabajo, y sus responsabilidades hacia el sis
-
tema educativo en su totalidad.
Lo anterior, conlleva a revisar las relaciones entre la educa
-
ción superior y la sociedad civil y, de manera particular, entre el
medio universitario, el mundo del trabajo y el sector productivo.
Tal evaluación debe conducir a las instituciones a brindar más y
mejores respuestas a los problemas que enfrenta la sociedad en
sus contextos particulares de determinada región, o comunidad,
donde la función de investigación cumple un papel vital.
En cuanto a las funciones básicas universitarias, es eviden-
te que ningún sistema de educación superior puede cumplir su
misión, si en su seno no realiza sus actividades acorde a esa perti-
nencia social; aprovechando así, el potencial académico, y a tra-
vés de la vinculación docencia-investigación, que brinda ese po-
tencial de manera eficaz y oportuna, frente al esfuerzo permanen-
te por optimizar sus recursos.
La UNESCO (1997), comprometida con la idea de renovar la
educación superior en el mundo, considera esencial que este sis-
tema al determinar su propia misión tenga en mente la actividad
de creación de conocimientos y su vinculación a la docencia,
como motor para incorporar talento humano.
Con esta nueva visión de la universidad, se aspira a conver
-
tirla en:
Un lugar de formación de alta calidad que capacite indivi
-
duos para actuar de manera eficiente, en una amplia gama
de funciones y actividades cívicas y profesionales.
Una comunidad dedicada plenamente a la investigación,
creación y difusión del conocimiento, al progreso de la cien
-
cia; que participe en el desarrollo de innovaciones e invencio
-
nes tecnológicas.
Un espacio de aprendizaje basado en calidad y conocimiento,
que infunda en los futuros egresados, el compromiso de pro
-
seguir su formación y la responsabilidad de poner ésta al ser
-
vicio del desarrollo social.
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Una comunidad donde se estimule y apoye activamente la
cooperación con la industria y los servicios a favor del progre
-
so económico de la región y la nación.
Un recinto en el que se individualicen, discutan y aborden
con espíritu crítico, problemas locales, regionales, naciona
-
les e internacionales; en el que se fomente la participación
activa de los ciudadanos en los debates sobre el progreso so
-
cial, cultural e intelectual.
Un lugar al que los gobiernos y demás instituciones públicas
puedan dirigirse en busca de información científica fiable,
cada vez más necesaria para obtener explicación y posibles
salidas a los problemas que aquejan a la sociedad.
Una entidad cuyos miembros, íntegramente dedicados a los
principios de libertad académica, estén comprometidos en la
búsqueda de la verdad, la defensa y el fomento de los dere-
chos humanos, la democracia, justicia social y tolerancia en
sus propias comunidades, interviniendo en una educación
encaminada a la verdadera ciudadanía participativa.
Pero, instituciones de educación universitaria, ¿para qué?,
según CRESALC (1999) para: formar a escala superior ciudada-
nos capaces de actuar eficientemente en los distintos oficios y ac-
tividades; preparar investigadores capaces de identificar y afron-
tar los grandes problemas nacionales, lo cual contribuye al enfo-
que y la resolución de los temas que afectan a la sociedad; colabo-
rar con las empresas en el progreso de la nación; así como forjar
actitudes de cooperación y tolerancia, y suministrar a los gober
-
nantes elementos basados en el rigor científico para la toma de
decisiones en materias de interés nacional.
Se conciben como instituciones que difunden y divulgan el
conocimiento, con el fin de crear y fomentar la investigación cien
-
tífica, innovación y crítica objetiva; que buscan nuevos derroteros
en un futuro más iluminado; es decir, universidades que promue
-
van nuevos contenidos ciudadanos, participativos, capaces de re
-
ducir las asimetrías económicas y sociales inaceptables y mode
-
ren lo superfluo; en suma, destinadas al fortalecimiento de la li
-
bertad, dignidad y democracia.
Tal idea revela el compromiso de la educación universitaria
con la educación en valores, porque ella es la plataforma de so
-
porte para generar rasgos en el ciudadano, que se conviertan en
factores generadores de una crítica hacia un compromiso por la
auditoría social que reclama la nueva realidad latinoamericana.
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4. Educación en valores y el papel de la universidad
dentro de la realidad circundante
La universidad dentro del contexto de la educación superior,
se presenta como una institución que genera y sintetiza el conoci
-
miento, forma los futuros actores sociales del país; llamada a
constituirse en modelo, dentro de un ámbito en el cual la labor
educativa se transforme en orientadora, formadora y creadora de
conocimientos.
Álvarez (1997) refiere cómo a esta universidad, se le atribuye
la responsabilidad de la formación del hombre del futuro, por lo
que no contempla en forma limitante los cambios que se produ
-
cen en su entorno, sino que contribuye a la formación de un hom
-
bre que responda a su compromiso personal y social de promo
-
ción científica y tecnológica.
Nieves (1994) supone el desafío para la redefinición de las
funciones de diversas instituciones nacionales; entre ellas y aten-
diendo a su relevante rol en el desarrollo, destacan las universi-
dades. De allí, que pueda sostenerse que las funciones globales y
específicas de la universidad no son neutrales, desde el punto de
vista del desarrollo, ya que vinculan sus proyectos con problemá-
ticas pertinentes, cuyo producto se traduce en mejoras de nivel de
vida de las comunidades.
Es evidente que no se trata ni de seguir la tradición; ni de ha-
cer más de lo mismo con más recursos. Se requiere una profunda
transformación en las orientaciones, superar la visión atomizada
en que la educación, capacitación e investigación, son vistas
como compartimientos aislados, por una visión que avance hacia
un enfoque sistémico e integrador de esas tres dimensiones, con
el sistema productivo nacional y regional.
4.1. Los rasgos valorativos y el proceso educativo:
valores en la educación superior, pilar del
proceso educativo
Los valores constituyen un tema de relevante interés, debido
al desconcierto actual de las sociedades occidentales por una
búsqueda de la convivencia social de futuro; enfrentada a valores
considerados contradictorios entre sí, o bien porque se produce
un proceso de redefinición de la ética social o se difumina un hori
-
zonte axiológico poco claro para orientar conductas.
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Desde una perspectiva conductual, Rodríguez (1979) refiere
una de las definiciones más aceptada, y plantea los valores como
concepciones de lo deseable proyectado a una conducta. El autor
profundiza, y expresa como estos constituyen categorías carga
-
das de un componente afectivo y cognitivo, acompañados de la
capacidad de predisponer un comportamiento dado. En tanto,
Kerlinger (1998) los conceptualiza como un producto del medio
cultural que denota preferencias, ideas instituciones y conduc
-
tas; manifiesta así, su preferencia por determinadas formas de
conducta o modos de vida.
Al entrar en el plano dialógico, Cortina (2000) los define
como cualidades reales que poseen los objetos, las acciones, so
-
ciedades y personas; además, se encuentran inherentes en cada
una de ellas como parte de su propia naturaleza. Los individuos,
otorgan valor real, no porque decidan subjetivamente fijárselo,
sino porque descubren su trascendencia. Lo anterior reconoce un
carácter dinámico y no neutral a los valores; le atribuye caracte-
rísticas de dinamismo, y forman parte del desenvolvimiento coti-
diano del individuo.
Siliceo, Cáceres y González (1999) profundizan sobre su
perspectiva antropológica, y afirman que éstos representan las
normas, principios y significados ideales del comportamiento so-
bre los que descansa la cultura, como un modo de vida integrado.
En los valores se refleja cómo se desea vivir, por considerarlos
como los que más sentido y significado poseen en relación con la
realización humana del grupo y de los individuos.
En la misma orientación, pero vista en el plano educativo,
Santana (2000) los refiere como pautas o abstracciones que con
-
ducen el comportamiento humano hacia la transformación social
y la realización de la persona; son guías que otorgan determinado
curso a la conducta y a la vida de cada grupo social, donde el pro
-
ceso educativo se hace insoslayable.
Educar en valores es formar en y para la responsabilidad
frente a la sociedad. A partir de estos supuestos, dicho proceso
consiste en desarrollar la capacidad del individuo para pensar y
actuar con libertad desde parámetros de justicia y equidad, es de
-
cir, educar en las competencias morales y cívicas que son indis
-
pensables al ciudadano que desea una sociedad justa y pacífica
(Martín, 2000).
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Esta concepción de la educación centra la atención en tres
ámbitos: diálogo y convivencia entre los pueblos e individuos de
culturas distintas; acción responsable contra la desigualdad y la
exclusión; y relaciones más respetuosas con el medio natural y
urbano. La educación para una vida no se agota en facilitar al su
-
jeto un adecuado desarrollo del juicio moral, sino que implica so
-
bre todo desarrollar hábitos virtuosos, de manera que los princi
-
pios morales se expresen en su vida cotidiana. Educar, significa
entonces, formar en la responsabilidad social que tiene lugar en el
encuentro con el otro; con los actores involucrados; con la socie
-
dad en su conjunto.
5. Responsabilidad social universitaria:
una necesidad impostergable
Se observa como la universidad latinoamericana, y particu-
larmente la venezolana, se visualiza hoy, como un agente activo
en los procesos de transferencia de conocimiento, desarrollo y
ejecución de programas, servicios y tecnologías demandados por
los diferentes sectores sociales. Es también un espacio de análisis
y discusión en el estudio de los grandes problemas que afectan la
sociedad; al caracterizar e identificar la naturaleza de los mismos,
se establecen propuestas estratégicas para mejorar la calidad de
vida de esa sociedad; que permitan internamente participar en el
debate por el futuro de los pueblos en el ámbito local y global.
De allí que, cualquier estudio con tendencia a conocer las
posibilidades de la institución universitaria de insertarse en tal
realidad, pasa por un estado de conciencia de la necesidad de au
-
toevaluarse internamente y hacia su realidad global, lo cual pasa
además por conocer cuáles son las oportunidades y amenazas
que le presenta el entorno y las debilidades y fortalezas con las
cuales puede enfrentarlo; se debe estar consciente que los gana
-
dores de esta nueva era globalizada son aquellos que puedan pre
-
ver y enfrentar problemas, analizar y manejar información (Bra
-
cho, 2000).
Al insertarse en la universidad venezolana, se observa que
ésta se concibe como un ente enmarcado en un espacio socio-cul
-
tural que miraba al medioevo, como modelo de organización so
-
cio-política; y después de dos siglos y medio, continúa siendo una
repetición de lo que llega desde afuera. Su historia ha sido un per
-
manente monólogo de lo recibido del exterior y no ha logrado el
"
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enraizamiento necesario ni la nacionalización auténtica, que pro
-
duce un diálogo respecto a su identidad interna.
A partir de ese fundamento, la universidad debe romper con
-
cepciones paradigmáticas que la enquistan; debe pensar y conce
-
birse como una institución esencial para enfrentar los grandes
desafíos del mundo contemporáneo, asumiendo su responsabili
-
dad social, mediante la formación de ciudadanos, capaces de
construir una sociedad más abierta y justa, basada en la solidari
-
dad, en el respeto de los derechos humanos, pero sobre todo com
-
prometida con una mejor calidad de vida en la sociedad.
Una universidad renovada y creativa, capaz de aceptar y asu
-
mir el reto de la autotransformación; combate que debe liderizarse
desde adentro y hacia fuera, pero que es ineludible llevar adelante;
el país lo exige y nuestra época también. Esa nueva institución está
urgida de reencontrarse a misma en la multidiversidad de sus res-
puestas, bajo un claustro universitario que sobrepasa los espacios
convencionales y académicos tradicionales, que necesita aprender a
corregir, tener voluntad política para reformar, transformar y per-
mitir avanzar; a pesar de la crisis, en la búsqueda de una universi-
dad al servicio de la investigación, en la cual el espacio para la for-
mación de un profesional, sea parte de su compromiso social.
Se hace indispensable un nuevo contrato social de universi-
dad que se adopte o inserte, en una gerencia educativa, capaz de
generar el “como” para el cambio; que represente la forma expedi-
ta de manejar los recursos, para lograr los objetivos dentro de la
organización; si se parte de ese postulado, deben establecerse sis
-
temas eficientes para lograr resultados satisfactorios.
Cada uno de los miembros de la comunidad universitaria, es
un elemento fundamental e importante, de allí que debe ser bien
seleccionado, desarrollado, evaluado y reconocido, si se siguen
las exigencias de una organización generadora de conocimiento.
El logro y la permanencia en el tiempo de este nuevo contrato
social de universidad, se consolida, siempre y cuando, se establez
-
can, instrumenten y desarrollen sólidas culturas organizacionales
entendidas; es decir, un sistema de valores internos a la institu
-
ción, sustentados en la historia, en su misión creadora, crítica y
transformadora. Su visión, sus estrategias, conjuntamente con las
creencias, los rituales, el estilo operativo y su clima político-social
en apoyo a las estrategias planificadas para la conquista de objeti
-
vos propuestos de carácter académico-administrativo, los cuales
deben estar relacionados: docencia, investigación y extensión.
#
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El problema es cómo la comunidad internaliza y asume su res
-
ponsabilidad social, vista como la necesidad de adecuar la universi
-
dad a las prioridades del entorno en que se encuentra inmersa.
Los resultados confirman cómo el problema de la universi
-
dad se inscribe dentro del concepto postmoderno en el que inte
-
ractúan, de forma compleja, los actores que participan en la insti
-
tución, frente a los muy difíciles tiempos que se están viviendo y la
vinculación de esa sociedad con las nuevas reglas de juego, esta
-
blecidas en la Constitución Venezolana, como la participación, el
protagonismo y la corresponsabilidad; elementos que deben estar
presentes en la discusión de esa universidad (Tabla 1).
Se hace necesario iniciar un camino que pasa por instaurar un
proceso de cambio frente a su visión de responsabilidad ética, que
aporte información para la toma de decisiones, no siendo suficiente
la simple descripción y diagnóstico de las situaciones, sino un pro-
ceso de permanente valoración y autoconciencia que conduzca a la
transformación académico-administrativo de la institución.
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Educación en valores: una arista de la responsabilidad social universitaria
Juliana Ferrer Soto y Douglas Romero __________________________________________
Tabla 1
Valores implícitos y explícitos para la comunidad universitaria
Reconocimiento
del equipo focal
Valor Perspectiva en el
cumplimiento de la
responsabilidad social
A Ética Obtención plena de su
compromiso con la sociedad
A Democracia Apoyo al país y la sociedad
P Autonomía Libertad de expresión,
conducción comunicativa,
profundización política de la
democracia
P Excelencia Contribución a resolver los
problemas del entorno
A Lealtad y
solidaridad
Reforzar el predominio de los
valores de la comunidad sobre
el individualismo
A Liderazgo Promotor del cambio social
Fuente: Ferrer y Romero (2007).
Leyenda: Presencia (P); Ausencia (A).
Por tal motivo, la educación debe considerarse hoy, no sola
-
mente como la esencia del sistema educativo, particularmente de
las universidades, sino también como un instrumento estratégico
de desarrollo nacional (OPSU, 1999). Asimismo, debe calificarse a
la educación como la transmisión o apropiación de valores y co
-
nocimientos, el desarrollo de habilidades, actitudes y destrezas, y
la formación de capacidades de decisión para que los miembros
de una sociedad puedan convivir, comprender y transformar su
medio natural, social y cultural; ese es el centro de atención de la
responsabilidad social universitaria.
Pero, ¿cuáles son los retos a enfrentar por la comunidad uni
-
versitaria, respecto a su responsabilidad social?
Entender cómo la universidad debe redefinir su rol social y
enfocar la formación profesional de los estudiantes hacia el
perfil ético de un ciudadano comprometido con el desarrollo
global de su país.
La búsqueda de un equilibrio entre las necesidades reales de
la vida profesional y el lograr incidir en la transformación de
la sociedad al intentar obtener mejoras en el ámbito profesio-
nal, lo cual conlleve a sociedades más humanas.
Lograr que se desarrolle por medio de una autocomprensión.
La responsabilidad social universitaria debe ser algo innato
en el ser humano, es reflexionar lo que se es como persona,
las implicaciones de las decisiones en terceros y cómo se
puede transformar el entorno en el que se vive.
Resolver la ambigüedad de valores entre universidad y entorno.
El antagonismo que existe entre los rápidos avances en cien
-
cia natural y la capacidad para comprender los problemas
humanos. En otras palabras, la separación entre la ciencia y
las humanidades que en épocas anteriores habían estado
unidas mediante la educación liberal.
Acabar con la organización apartada del saber en especiali
-
dades y, al contrario, instituir el pensamiento complejo, in
-
terdisciplinario para formar una élite profesional con res
-
ponsabilidad social.
Estos serán los lineamientos base para un nuevo contrato
social, en el cual la universidad frente a su reto de cumplir con su
compromiso ético, sea capaz de garantizar su autonomía y recur
-
sos, y otorgar más democracia, a través de la formación de estu
-
diantes y ciudadanos responsables, más ciencia lúcida y abierta a
%
_______________________________________ Innovación y Gerencia. Vol. I. Nº 1, 2008
la solución de los problemas sociales de la humanidad, y mejor
desarrollo equitativo, innovador y sostenible, con profesionales
competentes y comprometidos (OEA BID, 2004), por la cons
-
trucción de una ciudadanía social de futuro.
Reflexiones finales
Para enfrentar la actual realidad universitaria y la construc
-
ción de los rasgos valorados, se hace necesario:
Que las instituciones programen acciones dirigidas a un
cambio actitudinal y en la distinción entre lo que es verdade
-
ramente vital, y los eventos que imponen urgencia.
El establecimiento de un control estratégico a fin de hacer un
seguimiento a los supuestos que sirven de base a la formula
-
ción de estrategias.
Hacer una evaluación continua de aquellos criterios del en-
torno de la organización, para detectar hasta qué punto si-
guen siendo válidos, respecto a los resultados esperados.
Que las universidades y los nuevos liderazgos tomen con-
ciencia de la necesidad de identificar, analizar y evaluar
aquellos elementos claves, que permiten tener ventajas para
la motivación dentro del sector universitario.
Asegurar que la alta gerencia corporativa (formada hoy, por
el Consejo Universitario), esté consciente de la urgencia de
asumir la responsabilidad social universitaria como eje de
cambio paradigmático, buscando el impulso y la motivación
necesaria para lograr el proceso de reforma, tan promulgado
por las instituciones.
Tener presente que cualquier iniciativa de transformación,
debe tomar en cuenta que es a través de una cultura organi
-
zacional sólida, con una visión, misión, objetivos y valores
alineados, donde se afianzan las bases para iniciar el proceso
de reforma institucional.
Por ello, deben generarse internamente impulsores factibles
para el cambio, definidos por valores organizacionales identifica
-
dos y compartidos; siempre teniendo en cuenta que, la responsa
-
bilidad fundamental para generar este proceso, está en cada uno
de los actores del cambio, representados por la comunidad uni
-
versitaria.
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Educación en valores: una arista de la responsabilidad social universitaria
Juliana Ferrer Soto y Douglas Romero __________________________________________
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