nológico. Siendo, éstas las llamadas a emprender los procesos de
transformación y renovación de la sociedad, a fin de superar la
profunda crisis en la cual están sumergidas.
Por otra parte, un desafío que deben enfrentar las institucio-
nes educativas está relacionado con los bachilleres que ingresan
a cursar estudios de tercer nivel. Al respecto, Rodríguez (2002),
en sus reflexiones generales resalta que la mayoría no ha desarro-
llado sus capacidades para analizar, comparar o confrontar tex-
tos o situaciones sociales, históricas, literarias, entre otras.
En el mencionado documento también se hace referencia a
una serie de características más significativas de los jóvenes de
hoy que posteriormente ingresarán a las universidades, entre
ellas se destacan las siguientes: tienen una disposición perma-
nente para el humor, el trabajo en grupo, la alegría, el juego, el
baile; rasgos éstos que pueden ser utilizados para crear un currí-
culo humanizado, capaz de atender las diversas necesidades so-
ciales, emocionales y expresivas.
De lo antes descrito, surge un imperioso y necesario desafío
para las instancias de educación superior, las cuales están reci-
biendo bachilleres que en su mayoría presentan las característi-
cas señaladas; en consecuencia, deberán emprender una ardua
tarea para la construcción de la eticidad y valores, de forma tal
que ayuden a tomar decisiones acerca de lo que se considere de-
seable, correcto o bueno y promuevan principios tales como: la
verdad, justicia, honradez, que proporcionan solidez y consisten-
cia moral ante situaciones de mentira, falsedad, injusticia y
deshonestidad. En este orden de ideas, los valores tienen como
función guiar la acción, construir bases para las conductas y cre-
encias, a fin de generar cambios personales y grupales.
Otro desafío está vinculado con los docentes que reclaman la
actual realidad, la cual demanda de un fuerte componente ético y
de valores en el sector universitario. Éstos deberán plantearse
muchas reflexiones y una redimensión en relación con su forma-
ción, desempeños prácticos y axiológicos (valores) y situación ac-
tual (emocional, física y espiritual). Como educadores tendrán
que evaluar la pertinencia de los aprendizajes y no sólo deben in-
cluir contenidos teóricos asociados a la formación profesional,
sino también formarse para la teoría y práctica de valores y ética
afianzados en la conciencia, y con sensibilidad ante los proble-
mas sociales de la comunidad.
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______________________________________ Innovación y Gerencia. Vol. II. Nº 2, 2009