Innovación y Gerencia. Revista científica arbitrada
Vol. III. Nº. 1, Abril 2010, pp. 39 - 57
UJGH ·ISSN 1856-8807
Responsabilidad social universitaria
en la formación de un líder ético
para el desarrollo sostenible
Juliana Ferrer *
Fedra Colmenares **
Esther Pulido ***
Resumen
El presente artículo analiza la responsabilidad social en la formación del
estudiante universitario, con la aplicación de la Ley del Servicio Comuni-
tario; se centra en postulados de autores como: Abraham (2008), Barylko
(2005), García (2004), entre otros. Se basa en una investigación descrip-
tiva, de campo, mediante la cual se procedió a la aplicación de un mues-
tro aleatorio estratificado, en las tres escuelas de la FACES-LUZ, reco-
giendo opiniones de la aplicación de la Ley, ensayadas en la participación
vivencial de un tamaño muestral de 87 estudiantes, que cumplieron con
tal exigencia. Los resultados muestran la formación de un liderazgo éti-
co, destacando valores esenciales, a pesar de la resistencia inicial a la ac-
tividad. Se concluye sobre la necesidad de fortalecer la formación integral
y creativa, a fin de cubrir competencias orientadas a la exhaustiva bús-
queda de solución a problemas vitales.
Palabras clave: Responsabilidad social universitaria, líder ético, servi-
cio comunitario.
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* Post-Doctora en Ciencias de la Educación. Post-Doctora en Ciencias Gerenciales. Doctora en Cien-
cias Gerenciales. Magíster en Gerencia de Empresas. Economista. Investigador Activo Adscrito,
miembro del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la
Universidad del Zulia. Investigadora Invitada permanente en Universidades Nacionales y Extran-
jeras. Profesor Emérito. Invitada en el área de Docencia de Postgrado en Universidades Nacionales
(públicas y privadas) y Extranjeras. Correo electrónico: julianaferrer55@yahoo.es
** Magíster en Gerencia de Empresas. Economista. Investigador adscrito al Instituto de Investigacio-
nes Económicas y Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del
Zulia. Email: fedracolmena@yahoo.com
*** Maestrante del Programa de Estudios de Postgrado en Gerencia de Empresas (LUZ). Licenciada en
Administración. Docente de la Universidad Dr. José Gregorio Hernández. Venezuela. Correo elec-
trónico: esther.pulido@ujgh.edu.ve
Recibido: 12-02-10. Aceptado: 26-03-10
University Social Responsibility in Educating an
Ethical Leader for Sustainable Development
Abstract
This article analyzes social responsibility for educating the university
student in the light of applying the Law for Community Service. It centers
on postulates by authors such as Abraham (2008), Barylko (2005) and
García (2004), among others. The research is descriptive with a field de-
sign; stratified random sampling was applied to three departments in
FACES-LUZ, collecting opinions about applying the Law, examined in
the experiential participation of a sample of 87 students who completed
this requirement. Results show the formation of an ethical leadership,
emphasizing essential values, despite initial resistance to the activity.
Conclusions indicate the need to strengthen integral and creative educa-
tion in order to cover competences oriented toward the exhaustive search
for solutions to vital problems.
Keywords: University social responsibility, ethical leader, community
service.
Introducción
La Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el
siglo XXI, instituida por la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 1998 y
en sus posteriores reuniones sectoriales, manifiesta cómo las
universidades deben contribuir al desarrollo sustentable, así
como al mejoramiento del conjunto de la sociedad, para lo cual es
necesario que se conviertan en centros que anticipen, adviertan,
prevean problemas futuros y participen activamente en la identi-
ficación y solución de factores que afecten el bienestar de las co-
munidades. Se trata de una responsabilidad, no solo con los inte-
grantes de la comunidad universitaria, sino con toda la sociedad.
Así la universidad, como institución en contacto permanente
con su entorno, no escapa a las reivindicaciones que le plantea la
época actual. Se exige la presencia de un centro de enseñanza supe-
rior nuevo, renovado, creativo, capaz de aceptar y asumir el reto de
la transformación, liderado por cuadros profesionales y académicos
con compromiso nacional, consciente de las demandas socio-políti-
cas y económicas que hoy exigen los pueblos a nivel global.
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Juliana Ferrer, Fedra Colmenares y Esther Pulido _________________________________
En este sentido, se plantea la búsqueda de una universidad
al servicio de la investigación, con pertinencia social, en la cual el
espacio para la formación de un profesional sea parte de un desa-
rrollo humano, que incluya lo técnico, pero también lo social y hu-
mano (García, 2001).
En la actualidad, la universidad venezolana es entendida
como un sistema de valores enraizados en la institución, susten-
tado en su historia, misión transformadora, visión de saberes in-
finitos, estrategias para la supervivencia; que conjuntamente con
sus creencias, rituales, estilos de liderazgo tradicional y clima po-
lítico social, ha logrado vivir y sobrevivir en una realidad que a ve-
ces la desconoce. Una universidad que está muy consciente de su
necesidad de responder a las demandas sociales, pero no siempre
está preparada para enfrentarlas.
Tal realidad representa una reflexión cierta de cómo la uni-
versidad en su protagonismo con las exigencias sociales y guber-
namentales puede mostrar hoy evidencias en relación con el otor-
gamiento de soluciones trascendentes a los problemas de las co-
munidades donde se inserta, como parte de la responsabilidad so-
cial universitaria. De allí el énfasis sobre la aplicación de las políti-
cas de Estado, en las cuales las instituciones de educación supe-
rior son coprotagonistas en el desarrollo socio productivo del país.
De tales reflexiones, surge el presente artículo, el cual tiene
como objetivo analizar los cambios en la formación del estudiante
universitario, con la aplicación de la Ley del Servicio Comunitario
en Educación Superior. Se desarrolla teniendo en consideración
el escenario universitario en el ámbito nacional y latinoamerica-
no, la incorporación de la formación del líder ético en los planes de
estudios universitarios y la aplicación de la Ley de Servicio Comu-
nitario. Finalmente, se presentan los resultados del trabajo de
campo desarrollado en la investigación, a fin de exponer su res-
pectivo análisis y conclusiones.
1. Fundamentación teórica
1.1. Nuevos escenarios del espacio universitario
en el contexto de la realidad latinoamericana
La sociedad latinoamericana transita hoy frente a cambios
no previstos que demandan de un liderazgo ético con cohesión so-
cial. Las innovaciones y revisión de los valores en dicha sociedad
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se convierten en el gran desafío para la educación superior, te-
niendo influencia determinante en los estilos de gestión, forma-
ción y creación de conocimiento y en su interacción con los secto-
res estratégicos que se conectan para el desarrollo productivo de
la región.
En la actualidad, las universidades cumplen un rol determi-
nante en ese desarrollo, al verse obligadas a responder a las de-
mandas sociales y colaborar con esa cohesión social. Éstas se en-
frentan a retos relevantes que la impulsan a transformar su es-
tructura académica-administrativa para que su capacidad pueda
adecuarse a las nuevas demandas del entorno, lo cual exige un
mejoramiento continuo, en la búsqueda de una efectividad social.
A la denominada “universidad del conocimiento”, se le atribuye la
responsabilidad de la formación del hombre del futuro, por lo cual
no puede limitarse a contemplar los cambios que se producen en
su entorno, sino contribuir a la promoción humana, cultural, cien-
tífica y tecnológica (Álvarez y Topete, 1997; Tunnermann, 2003).
Tal como se ha visto, la Universidad debe basarse en la acti-
tud prospectiva de la investigación frente al entorno, bajo el re-
querimiento permanente de formar cuadros humanos de acuerdo
con las exigencias vivenciales, a fin de desarrollar complementa-
riedad entre ésta y los sectores estratégicos.
De lo anteriormente expuesto, surge la condición de fortale-
cer la capacidad de adaptación a las necesidades cambiantes, en
términos del componente humano, para lo cual es primordial una
formación integral, flexible y adaptada a las transformaciones so-
ciales, tecnológicas y del conocimiento. Es decir, se plantea el im-
pulso de un sistema de profesiones en los planes de estudio, acor-
de con un desarrollo humano sostenible, propio de la construc-
ción de un proyecto de país, al generar nuevos conocimientos, re-
forzando valores ético-sociales que hagan posible la difusión del
progreso técnico en perspectiva (Muñoz, 1998).
En efecto, tal realidad surge como requisito imperante en la
región latinoamericana, particularmente venezolana, al interre-
lacionar el proceso de formación integral universitario y el contex-
to de la realidad nacional. Parece claro que existe una compren-
sión de tal exigencia, a pesar de los reveses tradicionales que es-
tán enquistados en la vida universitaria. Por supuesto, todo de-
penderá de la capacidad de incorporar creativamente conoci-
miento en la vida colectiva. En este sentido, tener en mayor o me-
nor medida esa comprensión es un problema de interpretación de
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un entorno cambiante, marcado por la incertidumbre que tras-
ciende al mundo de las instituciones universitarias.
Sobre la base de las consideraciones anteriores, se apunta
hacia el hecho de que la universidad atraviesa una crisis de iden-
tidad en su interior, evidenciada en un primer nivel de análisis en
la copia de los modelos europeos de estructura y funcionamiento,
lo cual lleva a las universidades latinoamericanas a oscilar en un
péndulo que va desde aglutinar en el departamento docente (mo-
delo alemán) a profesores que imparten las materias propias de
dicho departamento y de las investigaciones desarrolladas por los
mismos profesores, hasta separar (modelo francés) estas investi-
gaciones de la docencia propiamente dicha, al crear institutos o
centros de investigaciones, en algunos casos dentro de las estruc-
turas universitarias y fuera de ellas en otros (Borroto, 2006; Tun-
nermann, 2003).
Cabe agregar a lo anterior que actualmente se privilegia el te-
ner (dimensión que asociada a un hombre sustancialmente indi-
vidualista, constituye otro paradigma de la postmodernidad) por
encima del conocer, y aún del propio ser. En este universo de re-
presentación, es el parámetro de medición del ser humano, con-
virtiéndose en solo una pieza más del engranaje del sistema (Mo-
rin, 1999; Barylko, 2005).
Por ello, el universitario no puede vivir apartado de su medio
social, sino que debe ser un individuo integrado al mismo. A su
vez, el acercamiento a la realidad concreta de su medio, no se
debe dar en la unilateralidad de la carrera, sino mediante un con-
tacto multidisciplinario, a fin de tener una visión más amplia y
desde distintos ángulos de la realidad. Entonces, resulta necesa-
rio que además de las materias de formación profesional y cultu-
ral, se permita la realización de trabajos de campo, que lo con-
fronten con la realidad y sea capaz de incorporar una conciencia
crítica para la vida (Borroto, 2006).
Podría afirmarse entonces como una falta de visión de futuro
sobre la base del ser, del hacer y del conocer, como alternativa
universitaria significaría la autodestrucción de la universidad la-
tinoamericana. Por ello, la necesidad de generar la conciencia crí-
tica del líder del futuro, representado por el estudiante, potencial
vital para una visión real de la transformación universitaria.
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1.2. Liderazgo ético en las instituciones: acción
consensuada para la actitud ética universitaria
Las instituciones de educación superior, particularmente
las universidades, deben tener presente la contribución que de
manera permanente brindan al desarrollo humano, cuyo punto
de partida es la formación de nuevos líderes, que asuman como
norte la tolerancia, solidaridad y desarrollo de los principios del
respeto a los derechos humanos; frente a una realidad marcada
por la falta de identidad, la anomia y sobre todo anclada con la ra-
cionalidad instrumental (Morín, 1995, 1999; Barylko, 2005).
Es evidente entonces que a partir del reconocimiento de esa
condición humana se otorga una vital importancia al proceso
educativo, en el entendido de estar consciente de la necesidad por
desarrollar competencias genéricas, que vayan más allá del ámbi-
to del conocimiento y la racionalidad. Su formación debe rebasar
el campo cognitivo para entrar en un proceso de carácter ético. Es
decir, dada la complejidad de su práctica por la diversidad cultu-
ral y pluralidad de individuos y contextos, es recomendable la in-
ternalización de principios y valores éticos institucionales que los
apoyen para la generación de los líderes de futuro.
En ese mismo sentido, a fin de exponer la idea de las actua-
ciones éticas en instituciones educativas universitarias, es nece-
sario tomar como referente los espacios donde se desenvuelven;
dichas actuaciones siempre están enmarcadas en una actividad
humana con una finalidad social, de modo que las actitudes para
alcanzar su meta son de carácter moral y se modulan sobre el
trasfondo de una ética cívica, en la cual tanto los miembros de
cada organización como de una comunidad se convierten en in-
terlocutores válidos para la acción (Ferrer y otros, 2009).
Asimismo, se hace preciso recordar que dichas instituciones
se componen de personas, pero también en ellas existe un proce-
dimiento aceptado, más o menos explícito, mediante el cual se to-
man las decisiones con la participación no sólo de cada uno de los
miembros de la organización, sino de los grupos de interés o pro-
tagonistas en su conjunto.
Con referencia a lo anterior, puede plantarse que de esta ca-
pacidad, aportación y cumplimiento de las expectativas que la so-
ciedad ha depositado en cada liderazgo ético, se deriva la respon-
sabilidad y nace el balance social (Cortina et al., 1997), que cons-
tituye la expresión de esa responsabilidad ética, al ofrecer infor-
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mación acerca del papel concreto que cada actor social cumple en
la comunidad donde se inserta.
Es así como nace un líder ético, representado por quien fija
objetivos alcanzables, sabe comunicarlos, genera un compromiso
con la misión, visión y vocación de servicio y eleva sus intereses
más allá de su propia individualidad, en beneficio del bien común
(Reig, 2004; Sen, 2002).Un dirigente que asuma y defienda valores
internalizados a su condición de ciudadano; siendo especialmente
cuidadoso en ser coherente entre lo que dice y hace (García, 2004).
En otras palabras, un líder ético es capaz de practicar un
modelaje congruente; apoyarse poco en reglas, sistemas, procedi-
mientos y controles; acostumbrándose a vivir con un notable gra-
do de riesgo visionario, trazado a partir de las necesidades de la
comunidad, en condiciones de incertidumbre. Sobre todo, una de
las características esenciales de los verdaderos líderes es la gene-
ración de credibilidad y confianza (Ferrer y Clemenza, 2003; Iz-
quierdo, 2003) que garantice la transparencia institucional.
En este orden de ideas, se propone un líder producto de la
credibilidad, capaz de desarrollar capacidades, conocimientos,
aptitudes hacia lo colectivo; que tenga una respuesta a una visión
compartida con el ciudadano y rompa con la visión individualista
e instrumental para sustituirla por una acción participativa, ba-
sada en la cooperación y la comunicación; aspectos claves para
enfrentar las condiciones de incertidumbre y complejidad que
marcan el entorno global.
1.3. Responsabilidad social de las universidades:
una realidad imperante en el espacio nacional
El complejo proceso de transformación política, social y econó-
mica que está experimentando Venezuela, exige una obligada refle-
xión sobre los elementos esenciales del rol de las universidades en
relación con su participación activa, reflejada en la responsabilidad
social, como parte de la configuración de esta nueva realidad.
El desafío de la responsabilidad social universitaria se cen-
tra en la obligada redefinición de su papel frente a la sociedad, lo
cual implica iniciativas de reforma intra y extra universitaria.
Este proceso debería asumir, como lo plantea Briceño (2003), un
enfoque interdisciplinario, de carácter aplicado, realizando inves-
tigaciones orientadas al estudio integrado de la dinámica huma-
na y al desarrollo económico-sociocultural, para tratar aspectos:
teóricos, metodológicos, técnicos de políticas y gestión en pobla-
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ción; así como sus determinantes y consecuencias. Igualmente,
se apunta hacia una comprensión de las interrelaciones económi-
cas, sociales, culturales, políticas, ambientales, vinculadas a los
cambios en las variables demográficas, a fin de analizar las nue-
vas estrategias de ajuste estructural, así como la equidad que hoy
demanda la sociedad venezolana.
En este mismo orden de ideas, Conceiçao y Heitor (2003) re-
fieren cómo la universidad debe responder a las necesidades de la
sociedad, que incluyen la rápida e imprevisible transformación de
la estructura del mercado laboral, así como proveer a los estu-
diantes de las nuevas destrezas, sin limitarse a lo meramente téc-
nico, dando especial importancia a las destrezas asociadas al
aprendizaje y transformación de su realidad.
Así, la responsabilidad social universitaria, en el caso vene-
zolano, implica el establecimiento de interrelaciones adecuadas
con el resto del sistema educativo, el mundo del trabajo, las or-
ganizaciones y la infraestructura que promueve la mejora en la
calidad de vida futura, lo cual implica la sostenibilidad como un
elemento de primer orden en las relaciones con el Estado, que en
esencia responden a la vinculación con las funciones sociales de
la educación superior y la corresponsabilidad Estado-Universi-
dad, de garantizar una cooperación de mejora constante, a largo
plazo.
Todo lo anterior conduce a la búsqueda de cambios estruc-
turales, al considerar que la realidad actual impulsa a pasar de
una educación estática y dedicada en forma casi exclusiva a las
funciones de transmisión del conocimiento, a una educación di-
námica e integradora de sus funciones básicas a las necesidades
y expectativas de una sociedad cambiante (Delgado, 2004).
De ese afán de transformación surge la responsabilidad so-
cial de la educación universitaria, haciendo hincapié en su con-
cepción como una unidad corresponsable, respecto a la socie-
dad, donde ésta no sólo sea la suma de sus miembros, sino la
adición de las acciones de ellos mismos, las comunidades que le
rodea, el Estado, sus proveedores y la comunidad universitaria
en misma.
De este modo, la institución universitaria se convierte en so-
cialmente responsable, cuando genera una mayor calidad de sus
procesos y productos, apoya el respeto a la diversidad cultural,
promueve una nueva relación del hombre con la naturaleza y ma-
nifiesta mayor sensibilidad hacia los problemas de pobreza mate-
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rial, intelectual y ética, generando la concepción de un líder ético;
ideas que se manifiestan en la operatividad de la Ley de Servicio
Comunitario para la Educación Superior.
1.4. Principios de acción participativa que albergan
la iniciativa del servicio comunitario para
el estudiante de educación superior venezolana
En el caso venezolano, teniendo a la corresponsabilidad
como principio rector de acción, surge la Ley Orgánica de Partici-
pación Ciudadana y Poder Popular, aprobada en primera discu-
sión el 22 de noviembre de 2001 y el 19 de julio de 2006, se aprue-
ba el informe, a los efectos de su segunda discusión.
La referida ley tiene por objeto promover el desarrollo de polí-
ticas, instrumentos legales, sociales, así como mecanismos y nor-
mas relativas que contribuyan a garantizar, organizar e impulsar
la participación ciudadana para el desarrollo del poder popular,
intervención expresada en forma directa, bien sea individual o co-
lectiva, mediante la formulación de políticas públicas para darle
consistencia social, material y cultural al hecho de la participa-
ción protagónica consagrada en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (Art. 1).
Según se ha citado, se entiende por participación ciudada-
na, protagónica, corresponsable, la disposición consciente de las
personas a involucrarse de manera colectiva o individual en la
formulación, proyección, ejecución, control social y evaluación
del estado democrático-social de derecho y justicia.
Así, todas las instituciones y organismos públicos están
obligados a difundir y promover las instancias y mecanismos le-
gales de participación, con miras a garantizar su correcta imple-
mentación. Igualmente, quedan obligados a valorar los aportes
del colectivo, presentar los problemas comunitarios, así como sus
posibles soluciones de forma sencilla, en ejercicio de la corres-
ponsabilidad; así como mantener correctamente informado al co-
lectivo de todos los asuntos inherentes a la participación (Art. 11).
Dentro de esta realidad, están comprometidas las universi-
dades del país, las cuales expresamente deben ser agentes acti-
vos en la formación y educación, orientados a crear programas
para la construcción de ciudadanía, participación ciudadana e
incorporación en los currículos de estudios de dichos elementos,
enmarcados en el servicio comunitario.
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En ese mismo sentido, la Ley de Servicio Comunitario para el
Estudiante de Educación Superior, aprobada en abril de 2006,
entra en vigencia a partir del 14 de septiembre del mismo año y
expresa la necesidad que existe de formar activamente al estu-
diante en su interacción con las comunidades.
Dadas las condiciones que anteceden, se entiende por servi-
cio comunitario, la actividad que deben desarrollar en las comuni-
dades, los estudiantes de educación superior que cursen estudios
de formación profesional, aplicando los conocimientos científicos,
técnicos, culturales, deportivos y humanísticos adquiridos duran-
te su formación académica, en beneficio de la comunidad, para co-
operar con su participación al cumplimiento de los fines del bie-
nestar social, de acuerdo con lo establecido en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y en esta ley (Art. 1).
Así, las instituciones de educación superior tendrán como
una de sus atribuciones garantizar que los proyectos aprobados
por las mismas, estén orientados a satisfacer las necesidades de
la comunidad y si la participación ciudadana se fortalece con la
actuación de las comunidades para exigir sus demandas apre-
miantes, podría afirmarse que ésta se convierte en soporte motor
para el logro de tales expectativas, permitiendo no sólo represen-
tar el soporte en proyectos estratégicos para la zona, sino garanti-
zar una capacitación reflexiva, participativa y dialéctica en los ro-
les que puede desempeñar dentro de las redes sociales, audito-
rias sociales, autogestión y cogestión, entre otras; lo cual implica
internalizar la acción participativa.
En definitiva, este es un proceso que conlleva a profundos
cambios sociales y como tal es factible que genere resistencias y al
vulnerar intereses instalados se desarrollen estrategias capaces de
impedir su concreción. Es fundamental dilucidar de dónde provie-
nen las principales trabas a su avance para poder diseñar políticas
adecuadas que permitan superarlas (Kliksberg 2003; 2005).
Para Ferrer, De Pelekais y Aguirre (2007), el objetivo princi-
pal de esta ley es que el estudiante que aspira a un título universi-
tario tenga la suficiente preparación académica y social, para no
desligarse de su comunidad, es decir, se genere sentido de perti-
nencia con su entorno, de forma tal que al ser profesionales tra-
bajen al servicio de las comunidades.
El servicio comunitario es cumplido preferiblemente me-
diante proyectos elaborados en atención a la satisfacción de nece-
sidades colectivas detectadas en una localidad; es diseñado para
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afianzar los aprendizajes obtenidos en la fase inicial del eje social
del currículo. En la etapa de inducción, los estudiantes reciben
formación por medio de talleres, seminarios, foros, conferencias o
cualquier otra actividad extracurricular, acerca de su naturaleza
y filosofía y sobre el aprendizaje-servicio como estrategia de ense-
ñanza, así como de los reglamentos, métodos, procedimientos
que norman y orientan su función como agente directo del servi-
cio comunitario.
Son obligaciones éticas del prestador- agente-líder del servi-
cio social:
Cursar y aprobar la actividad preparatoria sobre la realidad
social del país y de la comunidad, establecida en el eje social
de los planes de estudio de las respectivas carreras universi-
tarias.
Llevar un diario de trabajo de campo.
Asistir puntualmente a todas las actividades programadas
por el equipo responsable del proyecto.
Actuar con respeto, honestidad y responsabilidad ante la co-
munidad y la universidad durante el desarrollo del servicio.
Así el prestador del servicio comunitario se convierte en un
líder ético para la transformación de la realidad-problema que
pretende enfrentar conjuntamente con el resto de los grupos de
interés involucrados.
En cuanto a la metodología del servicio comunitario, se debe
emplear para el levantamiento y ejecución de los proyectos que de-
ben emprender los estudiantes. Dicha metodología se basa en el
aprendizaje-servicio, empleado en la última década para promover
ciudadanía y comportamientos pro-sociales en la población estu-
diantil, respecto a las comunidades. Según Abraham (2008), en
Venezuela es una metodología relativamente nueva, sobre todo
para las instituciones de educación superior; enriquece la activi-
dad formativa y moviliza capital social a través de prácticas solida-
rias, a fin de producir simultáneamente dos resultados: la transfe-
rencia de conocimientos y la prestación de un servicio social.
Por otra parte, y de acuerdo con Zuleta (2007), cuando se
dan los encuentros y procesos de transferencia de conocimiento y
saberes entre estudiantes con los socios comunitarios, cada actor
se convierte en “educador - educando” (con un saber que llega a
ser estimado para los demás) a la vez en un “educando-educador”
(cuando existe una clara disposición de aprender de los otros).
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Si además de estos roles intercambiables, estudiantes, so-
cios comunitarios, representantes del gobierno local, sector pri-
vado participan de manera activa en las decisiones y acciones
que competen al proyecto emprendido, hay más probabilidades
de que los involucrados asuman su liderazgo. Así, los distintos
actores comienzan a comprender las herramientas y recursos
necesarios para poner en práctica los aprendizajes intercambia-
dos. Una vez que cada uno de los actores toma conciencia del va-
lor del otro, se activa un proceso simultáneo de integración so-
cial, ligado a la dimensión ética, a través del cual se consolidan
conductas del líder.
De acuerdo con los planteamientos de Abraham (2008), el
objetivo es ofrecer un servicio con una respuesta eficaz a una pro-
blemática real que logra conceptualizarse a partir de un diagnós-
tico comunitario participativo, instrumento que permite abordar
los problemas y necesidades con una visión sistémica Sólo de esta
manera el proyecto puede llegar a sensibilizar a todos los actores
y convertirse en una experiencia transformacional hacia la for-
mación de un líder ético.
2. Metodología
El presente artículo se basa en una investigación descripti-
va de campo de corte probabilístico, bajo un muestreo aleatorio;
se procedió en el plano metodológico con un análisis relativo de lo
antes mencionado en los planes de estudios correspondientes a
las Escuelas de Economía, Sociología, Administración y Conta-
duría de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Uni-
versidad del Zulia (FCES-LUZ).
Se consideró un tamaño poblacional equivalente a 639 estu-
diantes, a los cuales se aplicó un instrumento tipo escala que fue va-
lidado por expertos y arrojó una confiabilidad de Crombach de 97%.
Se estableció la determinación de opiniones de su aplica-
ción, ensayadas en un tamaño de muestra estratificada, bajo par-
ticipación vivencial de ochenta y siete (87) estudiantes, distribui-
dos por escuelas de la siguiente manera: Administración y Conta-
duría Pública: 73, Economía: 10 y Sociología: 4, quienes cumplie-
ron con la exigencia de los servicios comunitarios, como parte de
su responsabilidad frente al entorno donde se desenvuelven.
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3. Análisis de los resultados
A continuación se muestran los resultados obtenidos a par-
tir del análisis de la prestación de los servicios comunitarios de
los estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
(FCES), pertenecientes a las Escuelas de Administración y Conta-
duría, Economía y Sociología, quienes participaron en la activi-
dad durante el primer periodo del año 2010.
Según Arias (2006), la población muestreada es la población
finita objeto a la que se tiene acceso y de la cual se extrae una
muestra representativa. Para determinar la muestra se aplicó la
formula propuesta por Sierra (1999) para universos finitos meno-
res a 100.000 casos:
nNpq
EN pq
=
´´´
-+ ´
4
14
2()
Donde:
n= tamaño muestral que se calcula
pyq=sonprobabilidades de éxito y fracaso que tienen un valor
50% = 50
N= tamaño de la población = 639
E2= al error seleccionado por el investigador = 10 (número de estu-
diantes inscritos en servicio comunitario durante el primer perio-
do del año 2010 de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
de LUZ)
Sustituyendo, se obtiene que:
n= 87; el resultado obtenido para la muestra de estudiantes corres-
pondiente a las Escuelas de Administración y Contaduría, Econo-
mía y Sociología. Asimismo, se aplica la fórmula para el cálculo de la
estratificación con asignación proporcional que divide la muestra
total en partes equitativos al tamaño de cada estrato:ni Ni
N
=donde,
Ni es el tamaño de estrato i en la población (Parra, 2006).
Sustituyendo los valores se obtiene la muestra de cada es-
trato, bajo afijación proporcional equivalente a:
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n1538
639 87 73=
estudiantes (Administración y Contaduría
Pública) (84%)
n279
639 87 10=
estudiantes (Economía) (12%)
n322
639 87 2=
estudiantes (Sociología) (4%)
En la actividad de servicio comunitario, los proyectos son
generados con base en las necesidades sentidas de la comuni-
dad y respondiendo a una asignación de recursos y tiempo espe-
cífico. Tal situación genera una actitud participativa y solidaria
que se afianza a los fines del servicio comunitario, al responder
al cumplimiento de procesos como el reforzamiento del compro-
miso con la comunidad, el enriquecimiento de la actividad
aprendizaje-servicio, la contribución en la mejora de la calidad
de vida, el fomento de la conciencia colectiva y el fortalecimiento
el tejido social (Abraham, 2008).
En la Tabla 1, se muestran los fines del servicio comunitario
alcanzados por los estudiantes de FCES. Tal como se observa en la
Escuela de Administración y Contaduría, Economía y Sociología se
otorga importancia a las categorías mencionadas, destacando el
reforzamiento del compromiso (84%, 70% y 100%), la aplicación de
conocimientos (100%), el fomento de la conciencia colectiva (73%,
40% y 100%). Adicionalmente, se otorga una relevancia significati-
va al fortalecimiento del tejido social (60%, 60% y 100%).
En este sentido, se infiere un reforzamiento dentro de la for-
mación del estudiante en términos del aprender-hacer, apren-
der-ser y aprender-conocer, plataforma fundamental en la cons-
trucción de un líder ético. Tal respuesta está centrada en activi-
dades demandas por las comunidades en términos de proyectos
de aseo, tratamiento de aguas, vialidad, seguridad, cultura, am-
biente, entre otros. Resulta interesante destacar como la seguri-
dad, cultura y ambiente se encuentran particularmente desarro-
llados por las Escuelas de Sociología y Economía (80% y 100%,
respectivamente).
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Responsabilidad social universitaria en la formación de un líder ético para el desarrollo...
Juliana Ferrer, Fedra Colmenares y Esther Pulido _________________________________
Tabla 1
Fines del servicio comunitario
Escuelas Reforzamiento
del compromiso
con la
comunidad
Aplicación de
conocimientos
Mejoras
de calidad
de vida
Fomento
de la
conciencia
colectiva
Fortaleci-
miento del
tejido social
FA FR (%) FA FR (%) FA FR (%) FA FR (%) FA FR (%)
Administración
y Contaduría
61 84 73 100 40 55 53 73 48 66
Economía 7 70 10 100 6 60 4 40 6 60
Sociología 2 100 2 100 1 50 2 100 2 100
Leyenda: resultados para categoría de respuestas: Muy Importante e Importante.
Fuente: Ferrer, Colmenares y Pulido (2010).
Resulta interesante destacar como a través de la actividad
formativa de los estudiantes se desarrollan prácticas planificadas
solidarias y conductas sobre la base de la cooperación que garan-
tizan la transparencia de resultados y la formación de valores,
plataforma del líder ético. En la Tabla 2, se destacan como valores
predominantes identificados por el estudiante: la tolerancia (68%
Administración y Contaduría); comunicación (93% Administra-
ción y Contaduría) y (100% Economía y Sociología), trabajo en
equipo (100% para las tres Escuelas) y cooperación (82% para Ad-
ministración y Contaduría y 50% Economía y Sociología).
Tabla 2
Valores identificados por el estudiante en el servicio comunitario
Escuelas Tolerancia Comunicación Respeto Trabajo
en equipo
Cooperación
FA FR (%) FA FR (%) FA FR (%) FA FR (%) FA FR (%)
Administración
y Contaduría
50 68 68 93 40 54 73 100 60 82
Economía 4 40 10 100 3 30 10 100 5 50
Sociología 0 0 2 100 0 0 2 100 1 50
Leyenda: resultados para categoría de respuestas: Muy Importante e Importante
Fuente: Ferrer, Colmenares y Pulido (2010).
Tales resultados denotan el desarrollo de un servicio solida-
rio en una comunidad específica y no solo la ejecución de una ac-
tividad netamente formal. Sin embargo, al analizar los resultados
sobre la importancia que el estudiante le concede a los servicios
comunitarios, un 59% del total ofrece una resistencia inicial y
continua viéndolo como un pre-requisito de grado, más que como
un compromiso con las comunidades donde se inserta en la bús-
queda de un desarrollo sostenible para el país.
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______________________________________ Innovación y Gerencia. Vol. III. 1, 2010
A modo de conclusión
La nueva visión sobre la función social de las instituciones
de educación superior, está impregnada por la incertidumbre y el
cambio permanente, convergiendo una multitud de elementos,
así como variadas y dinámicas interacciones de procesos no con-
trolables, ni mitigados, que han desencadenado una profunda
crisis social, económica y política, entre otras, que marca la nece-
sidad de estudiar la realidad formativa del estudiante de educa-
ción superior, en la necesidad de convertirlo en un líder ético ca-
paz de motorizar un cambio para la sostenibilidad del país.
Para activar un proceso de transformación frente a la res-
ponsabilidad social universitaria, se requiere de un liderazgo éti-
co que no viva a espaldas de la realidad actual y domine un con-
texto global, lo cual conduce a la institución a generar ambientes
de aprendizaje de la ciencia y la tecnología, facilitando así su
aporte al desarrollo sustentable y humano. Se necesitan indivi-
duos que lideren el proceso de cambio, tengan visión de futuro y
se comuniquen acertadamente; es decir, sean buenos comunica-
dores que fomenten la participación.
En este orden de ideas, el servicio comunitario viene a con-
vertirse en un importante medio de esfuerzos y creatividad, ya
que sus fines están orientados precisamente hacia el logro de
estadios de responsabilidad social universitaria que implican
el fomento en el estudiante de la solidaridad y el compromiso
con la comunidad.
Asimismo, es necesaria la vinculación entre las instituciones
de educación superior y la comunidad para contribuir al desarrollo
sostenible, mediante la demostración de procesos inferenciales del
líder-estudiante, en términos de aplicación del conocer, mediante
la aplicación de ideas con actitud crítica que ha internalizado, du-
rante la formación académica, artística, cultural y deportiva.
Pero sobre todo la formación de un líder ético, capaz, eficien-
te, solidario y comprometido para enfrentar una realidad cam-
biante, marcada por la incertidumbre y bajo el reto por el desarro-
llo sostenible, a favor de las futuras generaciones.
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Responsabilidad social universitaria en la formación de un líder ético para el desarrollo...
Juliana Ferrer, Fedra Colmenares y Esther Pulido _________________________________
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