ción del individuo hasta convertirlo en un instrumento de pro-
ducción, por el contrario, son tomados en cuenta para medir el
desempeño, la formación (capacitación) y el desarrollo del perso-
nal que integra la organización, esperando le acompañe durante
toda su vida productiva.
En relación al aspecto tratado, Camacho, Fernández y Mira-
lles (2005, p. 27), indican: “los fines intrínsecos de la empresa son
la producción de bienes y servicios y la distribución de la renta
económica generada”; sin embargo, en la medida en que la em-
presa realice estas funciones de forma óptima, mayor será su cali-
dad ética; pero tendrá que enfocar la conducta que la organiza-
ción muestra en su interacción con el entorno, lo cual en un mo-
mento determinado marca la diferencia con la competencia.
Es importante destacar que para el presente trabajo se parte
de los valores organizacionales esbozados por (Guédez, 2004, p.
83): “la excelencia, la productividad, el servicio y la preservación
ambiental”, que guardan estrecha relación con la logística de dis-
tribución física, la cual busca la optimización de los costos desde
la adquisición de la materia prima hasta la colocación del produc-
to en manos del cliente para la satisfacción de sus necesidades.
1.3. La excelencia como elemento diferenciador de éxito
En la actualidad, todas las organizaciones buscan ansiosa-
mente conquistar este vocablo (excelencia), dado que mide su éxito
y logra la diferenciación dentro de su entorno; en tal sentido, Pérez
(2005, p. 13) manifiesta: “las organizaciones excelentes están
siempre preocupadas por satisfacer las necesidades del cliente”;
entonces, suelen olvidar los medios que usan para lograrlo, pero
que le producen rentabilidad a corto plazo. Además, este conjunto
de gestiones empresariales sobresalen, basadas en los resultados
o la orientación al cliente; todo ello puede lograrse cuidando ele-
mentos empresariales vitales, tales como la coherencia en las deci-
siones y tomando medidas para proteger el entorno, entre otras.
Dentro de esta perspectiva, Lefcovich (2005) relaciona un poco
la excelencia con la competitividad de la empresa, en cuanto a:
una organización que practica la excelencia es al mismo tiempo
una organización de alta competitividad. Y ser competitivo im-
plica en estos tiempos tener la capacidad e idoneidad para gene-
rar un valor agregado superior tanto para los clientes y consu-
midores, como para los propietarios, directivos, empleados, pro-
veedores y la comunidad en la cual está inserta (p. 1).
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______________________________________ Innovación y Gerencia. Vol. III. Nº 1, 2010