ca y auto producción de conocimientos para incrementar la capa-
cidad de generar alternativas viables, a fin de definir objetivos y
transformarlos en resultados. En tal sentido, produce esfuerzos
notables por entender e interpretar el entorno, el escenario donde
se desarrollará la actividad, en el cual se detectan las necesida-
des, en una búsqueda constante orientada a adaptar, aprovechar
y combinar los recursos existentes.
Con referencia a lo anterior, se puede afirmar que el pensar
estratégico forma parte de la propia naturaleza humana, condi-
ción que no ha variado en miles de años; es decir, el fijarse metas
sobre la base de una misión, respondiendo a necesidades especí-
ficas a satisfacer. En la formulación de un objetivo y la manera de
alcanzarlo intervienen una serie de factores tales como: necesida-
des insatisfechas, percepción del futuro, planes y acciones para
alcanzar dicho propósito, entre otras, siendo precisamente estos
agentes los cuales determinan el carácter estratégico. Al final se
trata de establecer un objetivo, mediante el uso de recursos tangi-
bles e intangibles para alcanzarlo exitosamente.
En este mismo orden y dirección, Cendrós (2001) afirma que
el pensamiento estratégico ha sido clave en el proceso de evolución
y supervivencia de la especie humana; la diferencia reside en: la
capacidad de establecer objetivos, formular un plan por medio del
empleo de recursos físicos, espaciales y temporales; asimismo, en
las acciones enfocadas a actuar, evaluar y aprender en concordan-
cia con la intención de alcanzar el objetivo, así como también satis-
facer la necesidad en función de normas preestablecidas.
Es evidente entonces que en un ambiente de permanente
cambio donde priva la incertidumbre, se requiere impulsar la
creación de grupos de aprendizaje, capaces de producir nuevas
ideas. En esta misma tendencia, se deben desarrollar líderes de
alto nivel que puedan entender y conducir el cambio organizacio-
nal requerido. En este propósito, internamente, la organización
debe tener líderes promotores que se muevan dentro de ella, enfo-
cados a diseminar la necesidad de nuevas prácticas, fomentar los
grupos de estudio e investigación de manera permanente y con
sentido de compromiso hacia la innovación y el cambio.
Con referencia a lo anterior, lo cierto es que cada vez más el
mundo se encamina hacia lo complejo, los cambios son cada día
más discontinuos y no lineales; es decir, priva lo impredecible. Se
trata de adaptar cada estilo a los nuevos tiempos, en un contexto
en el cual el ser humano nunca dejará de pensar estratégicamen-
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Pensamiento estratégico como impulso del desarrollo organizacional
Mónica Carbonell y Antonio Vargas ___________________________________________