Guédez (2006) plantea la revolución creada en el mundo ge
-
rencial basada en la propuesta de Michael Porter, referida a la ca
-
dena de valor empresarial, cuyo planteamiento esencial resume
la creación de ventajas competitivas, buscadas en las cadenas de
actividades que realiza cada empresa, para otorgar valor a los
clientes. Pero, este enfoque, llevado más allá, prepotencia en tér
-
minos del mismo autor, una simultánea y subyacente cadena de
valor de los intangibles organizacionales, asociado este último
término, con la conducta ética y la práctica de la responsabilidad
social, que deben asumir las empresas en la actualidad, si desean
realmente ser competitivas.
A partir de estos planteamientos, se infiere que las organiza
-
ciones actuales requieren redefinir sus actividades para categori
-
zarlas, no sólo como lo hizo Porter (1998), en de valor o no, sino a
fin de complementar con la visión de producir un bien tangible
y/o intangible, el cual, sea posible ubicar en éste último término,
según lo expresado por Lev (2003), el elemento ético; se puede en-
tonces distinguir las actividades empresariales también en éticas
y no éticas. Éste elemento, de conformidad con la nueva realidad
postmoderna, expresado por Lyon (2005), está provocando cam-
bios sociales y culturales importantes, referidos a la producción,
consumo y distribución de bienes simbólicos.
Adicionalmente a esta nueva clasificación o subdivisión de
las actividades que integran los procesos de las empresas, existe
un elemento latente, requerido a objeto de garantizar si se está o
no alcanzando realmente las ventajas diferenciadoras, y la fideli
-
dad de los clientes; esto es la medición. Por tanto, es fundamental
definir indicadores intangibles para medir la ética en los procesos
empresariales, y evaluar de esa manera el comportamiento de
estos sobre la base de sus resultados éticos.
Es importante tener claro al intentar definir cómo evaluar
los sistemas éticos empresariales, la posibilidad de perderse en
un laberinto de detalles y terminologías que no llevan a ningún
lado o arrojan poca luz sobre el tema y polarizan a los investigado
-
res a definir posiciones en campos opuestos. Es por ello, que una
forma útil de analizar este tema, es preguntarse inicialmente
¿Qué hace que una acción sea buena o mala en un sistema ético
empresarial?
La respuesta a la interrogante anterior, debe estar enlazada
con el propósito de la creación de empresas: generar rentabilidad
y procesos de valor; saber si lo que se hace genera o no buenos re
-
$
La medición del desempeño ético empresarial para avanzar en el cuadro de mando integral
Abraham González _________________________________________________________