Ensayo arbitrado
Innovación y Gerencia. Revista científica arbitrada
Vol. III. Nº. 2, Octubre 2010, pp. 193 - 203
UJGH · ISSN 1856-8807
Razón y emoción: Elementos
transformacionales de la comunicación
en la postmodernidad
Adlyz Calimán*
Introducción
Desde los inicios de la vida humana, la comunicación ha for-
mado parte fundamental en el desarrollo de acciones que permi-
tan el entendimiento entre quienes convergen en un momento de-
terminado. En este sentido, la necesidad de comunicarse nace
con el hombre y la sofisticación de este proceso hace que se dife-
rencie de los animales, considerando además la avanzada capaci-
dad de adquisición de conocimientos que el ser humano posee.
Ya Aristóteles desde la antigüedad definía cinco tipos de co-
nocimiento, en primer lugar, el conocimiento científico, compren-
dido como la explicación teórica de las cosas o las acciones; el co-
nocimiento práctico, relativo a lo que se aprende por la experien
-
cia; el conocimiento técnico, el cual versa sobre la utilización de
las herramientas y de cómo se hacen y se mejoran; el conocimien
-
to artístico, que se ocupa de la imitación de la realidad mediante
expresiones plásticas, escénicas, sonoras, regidas por la estética;
y en quinto lugar, el conocimiento intuitivo, definido como aquel
que da cuenta de lo que puede pasar o no, con indicios de pronós
-
ticos. Los sentimientos eran vistos como poco importantes, pero
la comunicación era indispensable para la socialización del cono
-
cimiento en cualquiera de sus variantes.
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* Magíster en Gerencia de Proyectos Industriales (URBE, 2002). Magíster en Planificación Educativa
(URU, 2000), Licenciada en Administración de Empresas (URU, 1996). Abogado (LUZ, 1998). Vice
-
rrectora Administrativa (E) de la Universidad Dr. José Gregorio Hernández (UJGH). Correo elec
-
trónico: adlyzcaliman@ujgh.edu.ve
Recibido: 15-04-10. Aceptado: 13-07-10
A medida que transcurren los años, la comunicación evolu
-
ciona cada vez más y actualmente muchos estudios sugieren la
práctica de la comunicación racional, referida cuando mucho a
los procedimientos de razonar o de transmitir un mensaje, inter
-
viniendo las teorías que señalan la importancia de las emociones
en las organizaciones en orden de entender el comportamiento or
-
ganizacional, considerando que la forma más efectiva de inter
-
cambiar ideas es aquella en la que los sentimientos y emociones
se involucran.
En este sentido, March (1988) afirma que la cultura es un
aspecto de la organización racional, y las emociones son una ca
-
racterística adicional para ser usada por el líder racional. Este
acercamiento entre los dos conceptos trae implícito las nociones
de control y liderazgo, las cuales deben ser entendidas en térmi
-
nos de comunicación e interacción. La concepción de racionali-
dad de Habermas (1987) define el término como un constructo so-
ciológico-filosófico, implicando que significados y no objetivos
son la clave para gerenciar. Y en palabras de Wasserman (1984),
provee a los individuos con la habilidad de razonar en maneras de
significado aceptable y plausible a otros, lo que hace que la ética y
la cultura organizacional estén íntimamente ligadas al desempe-
ño del líder.
Desde la perspectiva de lo planteado, surgen las siguientes
interrogantes: ¿Realmente es la comunicación racional una vía
para el entendimiento inmediato? ¿Cuál ha sido la incidencia de
la postmodernidad en los procesos comunicativos? ¿Desde qué
punto beneficia la comunicación racional en la búsqueda de un
acuerdo? ¿Qué papel juegan las emociones en el discurso dialógi
-
co? y finalmente ¿Cómo inciden la razón y las emociones en el de
-
sarrollo de las comunicaciones en la empresa?
1. Fundamentación teórica
1.1. Algunos aportes teóricos acerca del proceso
de la comunicación humana
El término comunicación es intrínseco a la personalidad del
hombre, lo que lo hace humano es precisamente la capacidad de
comunicarse y socializar con sus semejantes. En este sentido,
Morín (1999) dice, sin cultura, sapiens sería un débil mental con
sólo capacidad para sobrevivir como un primate de los menos
evolucionados. Para Watzlawick (1967), en su teoría de la comu
-
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nicación humana, resulta evidente que la comunicación es una
condición sine qua non de la vida humana y del orden social. Es
imposible no comunicarse ya que todo comportamiento es una
forma de comunicación.
Por su parte, Habermas (1987) entiende la comunicación
como una acción racional en la que los sujetos con capacidad de
expresarse, hacerse entender y actuar, hacen uso del conoci
-
miento a través de la manifestación simbólica y significativa de
sus relaciones con el mundo objetivo, con otros sujetos y consigo
mismo.
En relación con lo planteado, Habermas (1987), en su teoría
de la acción comunicativa , define cuatro tipos básicos de accio
-
nes: a) acciones estratégicas: son las que se efectúan para conse
-
guir un fin determinado; b) acciones reguladas normativamente:
aquellas inculcadas por la socialización y que sirven para justifi-
carse a si mismos a través de las mismas normas que la originan;
c) acciones expresivas: aquellas en las cuales los actores manejan
la manifestación de su subjetividad, donde se revelan los senti-
mientos y se percibe la falta de correspondencia entre estos y los
actos; d) acciones comunicativas: remiten a la situación en que
los actores tratan de entenderse desde lo común de sus posicio-
nes, a fin de llegar a acuerdos que le permitan coordinar la acción.
Se les llama también acciones conversativas y están asociadas a
la investigación racional, ya que a diferencia de los otros tipos de
acciones, están orientadas al entendimiento y situadas en un
marco social, en el cual sus participantes no están orientados al
éxito de manera individual, sino sobre la base de una definición
compartida de la situación.
En este mismo orden de ideas, Berlo (2002) establece la inte
-
racción como la meta de la comunicación por lo cual el hombre
necesita comunicarse con los otros para poder influir en la con
-
ducta de los demás, de acuerdo con sus propósitos. Es por ello ne
-
cesario prever cómo se conducirán las demás personas, al mo
-
mento de comunicarse, desarrollando de esta manera expectati
-
vas con respecto a los demás y a sí mismo.
Desde este punto de vista, el hombre es interdependiente de
los demás para alcanzar sus fines. La interdependencia de las me
-
tas individuales es la causa de la organización de las conductas.
Desde esta perspectiva, los sistemas sociales juegan un papel fun
-
damental y son la consecuencia de la necesidad humana de rela
-
cionar su conducta con su entorno para alcanzar sus objetivos.
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Sobre la base de las consideraciones anteriores, Calonge y
Casado (2001) afirman que la comunicación es causa y efecto de
la sociedad, pues no se concibe el diálogo sin interacción y vice
-
versa. De esta manera se considera la importancia de la Interac
-
ción Social Comunicativa (ISC).
En efecto, la ISC representa una visión que involucra las no
-
ciones: interacción, sociedad y comunicación en una misma con
-
cepción. En la idea de interacción, los fenómenos no se estudian
de manera aislada sino en relación con otros y en sus determina
-
ciones recíprocas; caracterizar la interacción como social implica
hacer referencia a personas afectadas e influenciadas al relacio
-
narse entre sí. Por su parte, la noción de comunicación significa
tanto una puesta en común como la transmisión de información.
Si bien el vehículo por excelencia es el lenguaje hablado, también
hay signos paralingüísticos (gestos) que requieren un conoci-
miento compartido para acceder a un significado de modo de
otorgarle sentido al encuentro.
El análisis de lo anterior permite señalar la comunicación y
la interacción social como fenómenos simultáneos (co-concu-
rrentes) e interdependientes. Se observa, cuando se habla de inte-
racción, que se subraya la acción entre personajes, las modalida-
des de estar juntos y de influirse uno a otro. Del mismo modo,
cuando se diserta sobre comunicación se enfatiza en los conteni-
dos, los mensajes y significaciones transmitidos por los persona-
jes entre sí.
En tal sentido, la comunicación, vista en el contexto de la in
-
teracción social, supone un grado de conciencia e intencionalidad
por parte de los actores sociales implicados. Del mismo modo, un
proceso mediante el cual los interactuantes comparten un con
-
junto de símbolos y significados comunes. Así pues, una comuni
-
cación eficaz es aquella en la cual existe concordancia entre los
significantes que un interlocutor intenta transmitir a otro y los
significados que el receptor le confiere a esos mensajes, en senti
-
do más específico, el conocimiento paralelo del código.
1.2. Postmodernidad y comunicación
La postmodernidad es considerada una tendencia que per
-
mite ver de forma diferente las cosas; abarca todas las áreas de la
ciencia y del conocimiento, en función de los planteamientos del
modernismo. Lo anterior refiere un punto de partida de la post
-
modernidad que para muchos investigadores es la crisis de la mo
-
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dernidad, en palabras de Rojas, Torres y Arapé (2001): “la globali
-
zación, la tecnología avanzada, la virtualización, la sociedad del
conocimiento, los grandes cambios culturales, políticos, econó
-
micos y sociales, o el derrumbe de los paradigmas tomados tradi
-
cionalmente como ciertos o válidos”, forman parte de los elemen
-
tos modernistas que han sufrido transformaciones, considerando
de esta manera que la postmodernidad puede ser concebida como
una deconstrucción, ruptura o condición nueva, como un nuevo
orden social.
De allí que la postmodernidad descubre y potencia a la co
-
municación como fuerza transformacional y reconstructora,
siendo uno de los principales aspectos en la percepción de la post
-
modernidad referida a las organizaciones, la importancia crecien
-
te y la acción direccionadora de los siguientes elementos: infor
-
mación, conocimiento, comunicación, tecnología y la ética (Rojas,
Torre y Arape, 2001) en la que se evidencia que el hombre no pue-
de ser reemplazado, pues él es parte de una nueva lógica organi-
zacional, caracterizada por conglomerados de equipos innovado-
res que deben comunicarse de manera eficaz.
En conclusión, la comunicación moderna se convierte en el
eje central de todas las actividades de la organización, tal y como
lo afirma López (2006), ya que es el hilo conductor que integra to-
das las partes de la organización, optimizando cada renglón de la
cadena conformada por individuos particulares, logrando así la
sinergia plena de la organización.
La complejidad alcanza no sólo la estructura de la comuni
-
cación sino también a la estructura de la organización. Por ello, es
conveniente precisar que así como la dimensión humana entre la
razón y el sentimiento no se pueden desligar de los actos huma
-
nos (López 2006), tampoco es posible desvincular el contexto in
-
terno de la empresa ya que lo que hace la persona individual afec
-
ta el espacio externo de ésta y viceversa.
1.3. La razón como factor determinante
de la comunicación
El concepto de racionalidad tiene sus raíces en la filosofía
griega. La palabra que los griegos usaron fue logos, adoptado por
los romanos como ratio (razón) y llevado al español en la noción de
racionalidad. En esta noción de logos, solo podía ser conocido por
medios de contemplación, no de cálculo, por lo que para los grie
-
gos antiguos, ser ético y ser racional era interdependiente.
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En la era moderna, la idea de racionalidad estaba ligada al
producto de la razón humana, pero a diferencia de la noción pasi
-
va de contemplación de los griegos, la racionalidad se consideró
en un rol activo. Del adagio de Bacon (1561-1626) ¨Conocimiento
es poder¨, es evidente que la racionalidad estaba asociada con el
método, especialmente, el método científico. La escuela raciona
-
lista del pensamiento afirmaba que todo conocimiento estaba ba
-
sado en la razón, lo cual no solo le dio un nuevo significado a la ra
-
cionalidad, sino que además lo proveyó de una significativa credi
-
bilidad social y científica: la sociedad puede ser mejorada aplican
-
do el razonamiento científico.
En el curso del siglo XIX, la idea de racionalidad estuvo casi
exclusivamente conectada con la ciencia y la tecnología, y emer
-
gió como el método determinante para obtener objetividad y ex
-
perticia. De hecho, la ciencia se convirtió en un paradigma de la
racionalidad. El método científico positivista constituye la máxi-
ma expresión de la creencia en la racionalidad científica.
Cabe agregar que Popper, citado por Rutgers (1999), desafió
esta noción, oponiendo su concepción de racionalidad al positi-
vismo. Su concepto de racionalidad se afirma en la creencia en las
capacidades humanas de la razón y voluntad de ser racional, es
decir, poner las ideas a prueba sin importar las consecuencias.
Introdujo el concepto de falsación, basado en que la ciencia se ca-
racteriza por ser racional y la racionalidad reside en el proceso por
el cual se somete a crítica y se remplazan, o no, las creencias,
abriendo nuevamente el espectro racionalista que había sido re
-
ducido al método científico.
Según Lyotard (1987), los estudiosos postmodernistas esta
-
blecen que es imposible hablar acerca de realidad y racionalidad
sin usar el lenguaje. No puede haber un sentido de racionalidad
sin un lenguaje específico, el cual está determinado además por el
grupo humano al cual se pertenece. Como consecuencia, la racio
-
nalidad se convierte en un fenómeno social, siendo uno de sus
máximos exponentes Habermas, quien rechaza una interpreta
-
ción unidimensional de la racionalidad y establece que el sentido
de la racionalidad se convierte en la constitución de un consenso
entre las personas, lo cual implica que está intrínsecamente co
-
nectado con la comunicación. Por tanto, un racionalismo que ig
-
nora los seres, subjetividad, afectividad y vida es irracionalidad.
La racionalidad debe reconocer el lado del afecto, amor y arrepen
-
timiento.
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De acuerdo con los planteamientos de López (2001), el senti
-
do de la vida de los sujetos postmodernos se construye en la tra
-
ma incesante de su modo de vida organizacional, que es ahora co
-
municacional; ese intercambio de ideas, pensamientos, realidad
y razones determinan la convivencia e interacción permanente.
Siguiendo el mismo orden de ideas, los sujetos al desplegar
su vida organizacional al interior de los sistemas de comunica
-
ción que se van dando a mismos, subordinan sus acciones
prácticas y cognitivas al diálogo, hacen de sus actividades una ac
-
ción comunicativa permanente y de su racionalidad una razón
dialógica, produciéndose así sujetos racionales.
De lo anterior, resulta la acción comunicativa racional como
un logro de entendimiento, el cual conduce entre los participan
-
tes a un acuerdo de interacción con razón como meta alcanzada.
En este sentido, el acuerdo sólo se produce bajo condiciones que
remiten a una base racional, pues es de considerar que el acuerdo
descansa sobre una convicción común de los involucrados.
1.4. El papel de las emociones
Se considera que el estado emocional de un individuo está
determinado en gran medida por lo que percibe del mundo y se-
gún Russel, citado por Redorta (2006), las emociones se producen
atendiendo los siguientes datos: las informaciones sensoriales
llegan a los centros emocionales del cerebro, es decir, el individuo
recibe el insumo externo que luego procesa su entendimiento,
como consecuencia, se produce una respuesta neurofisiológica y
finalmente el cerebro interpreta la información y prepara al orga
-
nismo para la respuesta, se expresa con gestos, el habla, actitu
-
des entre otros.
Según Bisquerra, citado por Redorta (2006), la emoción re
-
presenta un estado complejo del sistema orgánico del individuo,
que se caracteriza por una excitación o perturbación que predis
-
pone a la acción. En este sentido, las emociones se generan como
respuesta a un acontecimiento externo o interno.
En relación con lo expuesto, los seres humanos que ejercen
una función dentro de la sociedad, deben tomar decisiones per
-
manentemente, las cuales en ciertas ocasiones no son las más
adecuadas. En este sentido, Álvarez (2002) presenta las investi
-
gaciones del último premio Nobel en Economía, el psicólogo Da
-
niel Kahneman, junto a Amos Tversky, y en ellas se plantea que
los seres humanos no son totalmente racionales en la toma de de
-
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cisiones. Identifican factores que causan que se tomen decisiones
erróneas aún cuando tengan mayor información sobre el tema.
Por otra parte, Damasio (2006), en su publicación “El Error de
Descartes”, demuestra en su experimento con pacientes con daño
cerebral, que la toma de decisiones es imposible en ausencia de la
emoción.
Por lo tanto, lo anterior permite inferir que las emociones
juegan un papel fundamental en el razonamiento para la toma de
decisiones, sin cuya ayuda y efecto, se tomarían decisiones basa
-
das en la razón pura, fría y calculadora; por ende, el proceso se
haría mucho más largo, no alcanzaría el tiempo para discernir en
cada detalle inmerso en la información controlada y seguramente
no se tomaría la mejor decisión, pues está biológica y neurológica
-
mente comprobado la reducción de las emociones como posible
causa de comportamiento irracional.
Con base en lo planteado, se considera que las emociones in-
tervienen en gran medida en el proceso para la toma de decisiones
y definitivamente en las comunicaciones en la manera como se
transforman los insumos de información a través del cerebro y
son exteriorizados mediante el diálogo, por tanto, evaluar el papel
penetrante de los sentimientos en un contexto determinado pue-
de dar la oportunidad de aumentar los efectos positivos de dicha
comunicación.
1.5. Incidencia de la razón y las emociones
en el desarrollo de la comunicación organizacional
Los nuevos gerentes han ido reemplazando sus viejas técni
-
cas gerenciales y adoptando progresivamente herramientas dia
-
lógicas y persuasivas, propias de las acciones comunicativas. De
acuerdo con López (2001), tales técnicas son: dinámicas grupa
-
les, benchmarking, brainstorming, meditación trascendental, re
-
lajación, mapas mentales, pensamiento irradiante, pensamiento
lateral, inteligencia emocional, técnicas de visualización, progra
-
mación neurolingüística, entre otras; modalidades que potencian
la comunicación, facilitan la producción de subjetividad y en con
-
secuencia, la formación de la riqueza simbólica o postmoderna
organizacional.
Las organizaciones postmodernas convertidas en sistemas
de comunicaciones, han emergido como nuevos regímenes comu
-
nicacionales que se transforman en una nueva lógica de produc
-
ción de sentido, a partir de la cual el sujeto postmoderno autorre
-
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gula su propio comportamiento organizacional y hace de la acción
comunicativa un comportamiento deseable.
Desde la perspectiva de lo planteado, las emociones y la razón
juegan un papel de suma relevancia en la comunicación de quie
-
nes cumplen el rol protagónico dentro de la empresa (su talento
humano). Contar con sujetos comunicativos, con capacidad racio
-
nal, de toma decisiones y además sensibles y emotivos, sin lugar a
dudas contempla el equipo perfecto para toda organización.
En consecuencia, valdría la pena preguntarse ¿hasta qué
punto las empresas venezolanas hacen eco de los planteamientos
comunicacionales basados en la razón y la emoción?; pues si bien
es cierto, existen avances significativos en el conocimiento de es
-
tas estrategias comunicacionales, no significa que la mayoría de
los gerentes y empresarios venezolanos las consideren y apli
-
quen. La tendencia de la empresa venezolana se centra básica-
mente en el logro del incremento de su economía, subvalorando
las potencialidades de esta nueva forma de comunicación emo-
cional y emotiva, que sin lugar a dudas repercute positivamente
en la toma de decisiones.
Reflexiones finales
Las comunicaciones son y serán siempre el medio más afec-
tivo para alcanzar los objetivos. Sin duda, representan la herra-
mienta de intercambio por excelencia tanto en el ámbito personal
como organizacional de los individuos.
En la quinta disciplina, Senge (1990) afirma: “las personas
con altos niveles de dominio personal (…) no se pueden permitir
elegir entre razón e intuición o entre mente y corazón, al igual que
no eligirían caminar con una sola pierna, o ver con un solo ojo”.
Después de todo, un vistazo es más fácil cuando se usan ambos
ojos. Es decir, los seres humanos, además de contar con habilida
-
des de socialización e interacción permanente, deben considerar
la importancia de incorporar factores como las emociones y razón
al momento de emitir la palabra hablada o escrita. Esta capaci
-
dad de los individuos puede favorecer o afectar esas emociones y
defensa de la razón, en el momento que se requiera una toma de
decisiones oportuna.
Por otra parte, el creciente interés en las emociones de los
trabajadores puede ser atribuido a los esfuerzos por incrementar
el desarrollo de la organización: El movimiento de racionalización
201
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de 1920 fue el momento creador de la idea de que un trabajador
feliz es mucho más productivo. La institución de este nuevo nexo,
dio pie al desarrollo de una nueva disciplina científica: la ciencia
ocupacional; la sociología del trabajo, así como la psicología del
trabajo se crearon para producir conocimiento sobre cómo la vida
interior del trabajador se podía reconciliar y relacionar con los re
-
querimientos de la producción industrial.
Además de las expectativas convencionales que acarrea el
rol del gerente y de lidiar con sus propias emociones, el gerente
tiene que aprender a manejar las emociones de sus subordinados
(Ostell, 1996). Por su parte, Humphrey, Pollack y Hawver (2008) y
Riggio, citado por Brotheridge (2008), afirman que es más proba
-
ble llevar a cabo su trabajo con éxito para los gerentes que poseen
habilidades emocionales.
En la actualidad, las empresas deben admitir como principal
herramienta las comunicaciones, independientemente al sector
socio-económico al cual pertenezcan, más aún si son manejadas
desde la personalidad de los individuos, sin soslayar las emocio-
nes y basadas además en argumentos firmes y críticos que sus-
tentan a la razón individual o colectiva.
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