Innovación y Gerencia. Revista científica arbitrada
Vol. IV. Nº. 2, Octubre 2011, pp. 101 - 113
UJGH · ISSN 1856-8807
Responsabilidad social para las
comunidades: Cimientos de una gestión
organizacional
Juliana Ferrer*
Esther Pulido**
Fedra Colmenares***
Resumen
El presente artículo analiza las formas de gestión empresarial frente al
componente ético y su actuación en el cumplimiento de la responsabili-
dad social hacia lo comunitario. Basado en autores como Etkin (2009),
Alles (2007), Guédez (2010), Gaete (2008) y Vayaelis (2007), se realiza
una contrastación teórica en relación con el cumplimiento ético de la ges-
tión. Se concluye que las formas de gestión organizacional, perfilan un
marco valorativo plural y, por tanto, una interpretación ambigua desde
lo utilitario-pragmático hasta la concepción humanista basada en una
convicción congruente de la actuación empresarial. Se sugiere la necesi
-
dad de debatir sobre la concepción de la responsabilidad social de las or
-
ganizaciones, a fin de sembrar un consenso de actuación congruente
para mejorar la calidad de vida de las generaciones futuras.
Palabras clave: Responsabilidad social, gestión organizacional, comu
-
nidades.
101
Recibido: 19-03-11. Aceptado: 05-06-11
* Post-doctora en Ciencias Gerenciales y Post-doctora en Ciencias de la Educación. Doctora en Cien
-
cias Gerenciales. Magíster en Gerencia de Empresas. Economista. Investigadora activa adscrita al
Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del
Zulia. Investigadora Invitada permanente en Universidades Nacionales y Extranjeras. Profesor
emérito. Invitada en el área de Docencia de Postgrado en Universidades Nacionales (Públicas y Pri
-
vadas) y Extranjeras. Correo electrónico: julianaferrer55@yahoo.es
** Realizando Estudios de Postgrado en la Maestría de Gerencia de Empresas (LUZ). Licenciada en
Administración. Docente de la Universidad Dr. José Gregorio Hernández. Correo electrónico:
esther.pulido@ujgh.edu.ve
*** Magíster en Gerencia de Empresas. Economista. Investigadora adscrita al Instituto de Investigacio
-
nes Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia. Correo
electróico: fedracolmena@yahoo.com
Social Responsibility for Communities:
Foundations for Organizational Management
Abstract
This article analyzes the ways to manage businesses with regard to the
ethical component and the company’s actions to fulfill social responsibil
-
ity toward the community. Based on authors such as Etkin (2009), Alles
(2007), Guédez (2010), Gaete (2008) and Vayaelis (2007), a theoretical
contrasting is carried out related to the ethical compliance of manage
-
ment. Conclusions are that the forms of organizational management pro
-
file a plural evaluative framework and, regarding that, an ambiguous in
-
terpretation seen from the utilitarian-pragmatic viewpoint to the human
-
ist concept, based on a congruent conviction about entrepreneurial ac
-
tion. The study suggests the need to debate the concept of social respon-
sibility for organizations, in order to sow a consensus of congruent action
for improving the quality of life for future generations.
Keywords: Social responsibility, organizational management, commu-
nities
Introducción
La responsabilidad social de las organizaciones establece
una nueva generación de estrategias, cuyo eje común son las re-
laciones de largo plazo, en el entendido que éstas son organizacio
-
nes humanas, formadas por individuos que actúan en términos
de una convivencia soportada en valores éticos, resultado de su
interacción con grupos de referencia y en función de principios
reflejados en la filosofía de gestión empresarial.
El concepto de responsabilidad social, parte de las concep
-
ciones éticas, definiéndose como la adopción de una posición
congruente por parte de la organización, consistente en el com
-
promiso por resolver los problemas de desarrollo social, a los fines
de edificarla como una comunidad centrada en la cooperación,
solidaridad, transparencia y justicia para la construcción de una
sociedad basada en las sustentabilidad.
En este sentido, la adopción de una posición ética implica una
opción consciente de principios, valores y actitudes morales de los
individuos que conforman una organización, quienes han asumido
diferentes concepciones del concepto de responsabilidad social,
atendiendo a la manera como perfilan la gestión organizacional; sea
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utilitaria, pragmática o adjudicada por convicción; en muchos ca
-
sos asumida desde una actuación alejada de la noción congruen
-
te de responsabilidad social de las organizaciones; bajo represen
-
taciones no concluidas, atendiendo sólo a interpretaciones indivi
-
duales como empresa; al pretender sólo proyectar como imagen la
visión organizacional de lo comunitario o colectivo, sin internali
-
zar, desde la convicción, mejoras a la calidad de vida.
De tales reflexiones, surge la inquietud del presente artículo,
el cual analiza las formas de gestión empresarial, frente al compo
-
nente ético para su actuación en el cumplimiento de la responsa
-
bilidad social, desde lo interno de la organización y hacia lo comu
-
nitario; consientes de la necesidad de involucrarse en una causa,
pues los problemas sociales no se resuelven con acciones filantró
-
picas; resolver problemas de desarrollo social implica ir hasta la
raíz del problema; significando una inversión social en la búsque-
da de soluciones; al construirla desde una comunidad libre, sus-
tentable y solidaria, porque supone la renovación de proyectos
asumidos desde lo colectivo.
Su desarrollo se sustenta metodológicamente en una con-
trastación teórica de autores, estudiando aspectos relacionados
con modos de gestión y valor ético de las organizaciones; la res-
ponsabilidad social, vista como una aproximación del concepto
desde la perspectiva empresarial, hacia la mirada comunitaria.
Tal contrastación permite un desarrollo teórico que perfila la rea-
lidad organizacional, vista desde la óptica de lo ético. Por último,
se enfatiza la manera como pueden lograrse las transformacio
-
nes, en las reflexiones finales, posicionando a la comunidad como
actora social orientada a la construcción de relaciones, interac
-
ciones y formas de vida, presentando alternativas de desarrollo
para la calidad de vida de las generaciones futuras.
1. Fundamentación teórica
1.1. Modos de gestión y valor ético de las organizaciones
Resulta importante analizar la relación entre los modos de
gestión y valores sociales, en especial en el ámbito de la empresa;
al evidenciar un vacío ético en las decisiones directivas, al consi
-
derar que, en la mayoría de los casos, sólo están orientadas a au
-
mentar la eficacia de las operaciones, sin vigilancia de aspectos
que afectan al entorno. Esas decisiones de política no tienen en
cuenta su impacto sobre valores como la solidaridad, protección
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al ambiente, justicia, equidad o igualdad; tanto hacia el interior
de la organización como en sus relaciones con la comunidad.
A continuación se describen los distintos modos de gestión:
Gestión pragmática
El vacío ético suele producirse en las llamadas organizacio
-
nes de gestión pragmática, donde el fin justifica los medios, se pri
-
vilegian los resultados del balance con sólo pensar en el modo de
ampliar espacios de poder en los mercados. De acuerdo con los
planteamientos de Etkin (2009), sus directivos consideran que si
algo funciona en la práctica, su eficacia también justifica la deci
-
sión, siempre y cuando genere la rentabilidad necesaria, aún a
costa del consumidor o usuario; legitimándose sutilmente en el
mundo de la empresa. Así, se suele aprovechar un contexto donde
operan mecanismos normalizados que dan impunidad a las rela
-
ciones basadas en la fuerza de las acciones no legitimadas.
Autores tales como Alles (2007) y Drucker (2003) afirman
que se genera un ambiente interno donde prevalecen el uso del
poder y la presión de los resultados por encima de la motivación,
para el desarrollo de los individuos. En este ambiente, los inte-
grantes son asumidos como “recursos” humanos, enfatizando la
visión económica del trabajo. Además, se pierde la referencia so-
bre qué es lo correcto en la organización, porque en cada situa-
ción se actúa según lo conveniente a las fuerzas en juego.
Gestión basada en el management
En cuanto a las organizaciones basadas en el management,
éstas consideran como todo lo existente puede y debe cambiar
porque sólo están dispuestas a responder a un entorno. Según
estos conceptos, los acuerdos duran, atendiendo a los intereses
involucrados. Drucker (2003) plantea que se debilita su posición
ética, con sólo hacer lo que conviene en cada momento y no se
cuentan las convicciones. En este contexto, los contratos ven
-
drían a ser meras declaraciones de principios.
Con referencia a lo anterior, los modelos de management no
explican por qué omiten o niegan diferentes alternativas para en
-
frentar los problemas del macro y micro ambiente, presentados
en las condiciones de incertidumbre por las que atraviesa el mer
-
cado global. Éstos se remiten de manera puntual a estudiar una
situación bajo la modalidad intraorganizacional, reseñando sólo
resultados positivos sobre cierto dispositivo de fuerza, atendien
-
do a variables controlables y no controlables, con base en las deci
-
siones de la dirección organizacional.
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Gestión de las exigencias contradictorias
En cuanto a la gestión de las exigencias contradictorias,
existe la necesidad de cumplir las metas en el corto plazo, como
condición de continuidad, provocando que las decisiones de con
-
ducción posterguen la consideración de las variables sociales y
culturales que marcan a la organización, tal como lo señala Etkin
(2009). La ausencia de valores puede verse como un enemigo in
-
terno para el crecimiento de la organización. Pero, esta omisión
no es producto de la ignorancia o la imprevisión de los directivos,
sino de una política deliberada y orientada hacia los resultados
económicos de corto plazo.
Bajo decisiones de conducción pensadas sólo considerando
su impacto sobre el cuadro de resultado de corto plazo, se hace in
-
minente la instalación de una cultura provocadora al interior de
la empresa y en su relación con los grupos de interés. Además,
bajo la presión de lo urgente y las estrategias de lucha, es posible
medir el éxito, a través de balances de resultados, realidades de
los “números”, así como el “posicionamiento” en el mercado (Ron-
da, 2007; Etkin, 2009).
Esta perspectiva, olvida los tipos de relación que se produ-
cen entre la empresa y los actores sociales; por lo cual desde su
perspectiva, no se habla de desinformación, sino de la vigencia de
los modelos pragmáticos de dirección. Estructuras que son efica-
ces para el resultado económico de corto plazo, pero a la vez confi-
guran un riesgo cuando se piensa en la existencia de una función
social, la perdurabilidad o el logro de sus propósitos compartidos.
Se plantean problemas de diseño organizacional, de gestión
empresarial como cuestiones de naturaleza estructural, más no
como un tema de coyuntura. En este sentido, Drucker (2001) re
-
fiere como uno de los errores de su vida empresarial fue diseñar la
teoría del centro de ganancias, sin tener en cuenta que dentro de
éstas, sólo hay centro de costos. El autor refiere como en el análi
-
sis de resultados no se consideran los altos costos humanos y so
-
ciales, que hacen vulnerable a la empresa, enfrentando sólo la ne
-
cesidad de generar beneficios monetarios en el corto plazo.
Asimismo, según lo expresado por Ivancevich (2006) y Robbins
(2009), esta orientación enfatiza la visión mecanicista de la organiza
-
ción bajo un enfoque utilitario de la gestión, dirigida hacia la eficien
-
cia y el rendimiento creciente de las operaciones; instalando la pro
-
yección de una imagen simulada hacia lo social, basada en el utilita
-
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rismo a los problemas de equidad en las relaciones con los grupos
e individuos que interactúan con la organización
Tal como se ha analizado, para Etkin (2009), la actuación de
las organizaciones bajo este enfoque conduce hacia la fatalidad a
los individuos sometidos, bajo las condiciones de lucha cotidiana
donde lo injusto se normaliza, por tanto, se habitúa. Además,
ocasiona la exclusión y las desigualdades en la interacción con
los afectados; desviaciones que en esas organizaciones, no llevan
a la crisis terminal del sistema, sino a un estado natural de cosas.
Gestión de relaciones congruentes y virtuosas
La gestión de relaciones congruentes y virtuosas existe en aque
-
llas organizaciones humanas construidas sobre la base de los valores
compartidos, en colaboración; porque este enfoque no sólo hace flore
-
cer el valor de la honestidad en la organización, sino que también lo
lleva a su crecimiento continuo, producto de una relación congruente
desde lo interno, con un equilibrio colectivo y armónico.
En efecto, se entiende la competencia como un desafío para
mejorar la calidad de sus procesos, sin sacrificar los principios o
los derechos de sus integrantes. El círculo virtuoso significa el de-
sarrollo de los individuos, reforzando su credibilidad sobre la or-
ganización, con lo cual asumen un mayor compromiso, estando
dispuestos a aportar nuevas ideas para permitir crecer individual
y comunitariamente, siempre basadas en seguridad, confianza y
cooperación, en consonancia con lo manifestado por Guédez
(2010) y Etkin (2009).
Como ya se ha aclarado, la credibilidad de los individuos es el
resultado de la confianza percibida en las actuaciones congruentes
entre los grupos de interés, disponiéndolos a avanzar hacia el rum
-
bo convenido. En este ambiente no hay malestar, sino satisfacción
con los proyectos desarrollados. Lo virtuoso tiene su significado en
las actividades basadas en la comprensión y las convicciones, an
-
tes que en las situaciones impuestas desde el poder.
Según Etkin (2009), esto implica que los individuos ante si
-
tuaciones impuestas por ese poder, no tengan que asumir, por
coacción, actuaciones que los comprometan en el plano de la con
-
gruencia, vistas como tensiones propias de toda actividad organi
-
zada. Pero esto es difícil en un ambiente utilitario, donde la idea
es vencer a otros para cumplir con las metas programadas, desde
la perspectiva del beneficio de largo plazo.
Del mismo modo, respuestas a estas situaciones se infieren
a diversas organizaciones y unidades de negocio, representadas
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en los mercados que hoy se mueven en el plan real e interactivo
del espacio global. También es posible considerar la existencia de
combinaciones entre estos rasgos, según los sectores de actividad
y atendiendo al espacio de la cultura organizacional. Las diferen
-
cias de estilos están centradas en juicios valorativos y políticas
utilizados para decidir una actuación congruente o no, denotan
-
do el estilo asumido al momento de cumplir con el proceso de res
-
ponsabilidad social.
1.2. Responsabilidad social: Aproximación al concepto
desde la perspectiva organizacional
Para definir la responsabilidad social deben considerarse
una serie de categorías gerenciales, al formar parte de la tenden
-
cia sobre la cual se perfilan las decisiones asumidas para el logro
de los objetivos organizacionales, denotando la tendencia en la
forma de cumplimiento de la responsabilidad social. En este sen-
tido, autores como Chiavenato (2002) plantean el grado de efi-
ciencia de una organización para asumir sus responsabilidades
sociales. Kotler (2005) y Ferrel y et al. (2004), hacen referencia a la
obligación de una empresa de optimizar su efecto positivo y mini-
mizar lo negativo en la sociedad, ambos mantienen implícitas la
perspectiva de la organización para el cumplimiento de la respon-
sabilidad social, frente a objetivos estratégicos de largo plazo.
Por otra parte, desde una perspectiva explícita, Kirschner
(2005) y Guédez (2010) consideran a la responsabilidad social
como la capacidad para comprender los alcances de los compro
-
misos sociales de la empresa, en su actuación con clientes, pro
-
veedores, personal asociado y todas aquellas asociaciones conec
-
tadas como grupos de interés, en el sector de actividad donde este
se desenvuelve. Resulta interesante contrastar esta idea visuali
-
zada desde el compromiso social con aquellas que en el plano or
-
ganizacional son asumidas para el cumplimiento de los objetivos
estratégicos de largo plazo.
Igualmente, Añez et al. (2008) refieren la importancia de la
responsabilidad social cuando recuerdan las leyes y regulaciones
que implican tanto multas como penalidades más severas en caso
de incumplimiento; el creciente escrutinio de los públicos de inte
-
rés, medios de comunicación más agresivos con mayor capacidad
de difusión de información, aumentan la vulnerabilidad de las
empresas a daños a su imagen corporativa por conductas irres
-
ponsables en el campo social-ambiental.
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En un plano visto desde una representación holística, tam
-
bién puede verse a la responsabilidad social desde las actuacio
-
nes en el horizonte del macroambiente, es decir, interpretada
como la necesidad de un mejor desempeño social-ambiental; es
traducida en una mejora de la competitividad, un mejor desempe
-
ño económico de las empresas y, en consecuencia, en un aumen
-
to de su valor ético (Francés 2008; Gaete 2008).
Podría entonces acotarse como la responsabilidad social de las
organizaciones representa una iniciativa que implica el compromiso
de las organizaciones a través de la aplicación sistemática de recur
-
sos, para respetar los derechos de sus grupos de interés internos y
externos, el crecimiento de la sociedad, el cuidado del ambiente y de
la vida; dejando de lado la concepción utilitaria, sólo de imagen para
lograr el cumplimiento de tal iniciativa (Ferrer 2009).
Así, el compromiso se traduce en acciones concretas que
buscan el beneficio de todos los actores involucrados en las activi-
dades de la organización (accionistas, trabajadores, proveedores,
distribuidores, la comunidad en su conjunto, entre otros), alcan-
zando un mejor desempeño para lograr su sostenibilidad; todo
ello como soporte de los elementos que conforman la responsabi-
lidad social empresarial (Gaete 2008).
En este orden de ideas, surge en el concepto la palabra so-
cial; el ser humano es consustancialmente social, desde su naci-
miento, hasta su muerte; se evidencia su dependencia e interde-
pendencia. Lo social no es una elección derivada de su decisión,
sino de su condición originada en su propia naturaleza. Igual
-
mente, se asocia con la sociedad donde se origina y a la que sirven
las organizaciones. Esta última también tiene un vínculo consus
-
tancial con la sociedad. (Guédez 2010).
Precisando de una vez, las organizaciones deben hacer bien
las cosas, pero para ello deben hacer el bien, a fin de ampliar los
atributos que le permitan obrar conforme a lo bueno. Es así como
las organizaciones prosperan por la sociedad, en la sociedad y
para la sociedad. En consecuencia, ellas no pueden ser responsa
-
bles o irresponsables sin la sociedad. Tanto la vida como el desa
-
rrollo de la persona y de las organizaciones requieren de la socie
-
dad, por lo cual, toda la riqueza es social; esto conduce a un coro
-
lario; además de generar riqueza, las organizaciones deben favo
-
recer el enriquecimiento de la sociedad (Añez et al. 2008).
Según Guédez (2010), la organización, al no valorar la rela
-
ción con las comunidades donde se inserta, genera las condicio
-
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nes que explican la eclosión de la responsabilidad social, el dete
-
rioro progresivo de la sociedad. En este sentido, de manera con
-
tradictoria, hoy se observa un crecimiento de la economía, nota
-
bles mejoramientos en los índices de productividad, los índices de
investigación y desarrollo, proliferación de la retórica sobre lo so
-
cial; sin embargo, paralelamente se percibe un desmejoramiento
creciente de la calidad de vida.
Asimismo, se plantea la aspiración a superar las contradic
-
ciones, extremismos que puedan surgir entre: persona-sociedad,
autoestima-solidaridad, libertad e igualdad, derechos humanos-
sustentabilidad y capital social. La idea es crear unas condiciones
para la corresponsabilidad donde las organizaciones, junto al Es
-
tado, evidencien su compromiso en función de la convicción y
existencia de una responsabilidad frente a las generaciones futu
-
ras, representadas hoy por las comunidades.
1.3. La responsabilidad social: Una mirada hacia
la perspectiva comunitaria
Visto desde lo comunitario, la responsabilidad social no recae
simplemente en la acción social, implica, además, establecer una
relación de desarrollo conjunto con todos los grupos de interés vin-
culados a la organización, tanto internos (formados por el personal
de la empresa), como externos (integrados por clientes, proveedo-
res, competidores, gobierno y comunidades involucradas).
Sobre la base de las consideraciones anteriores, Vayaells
(2007) propone que las acciones de responsabilidad social deben
sembrar vínculos duraderos de beneficio mutuo con su entorno,
en el cual la organización realice sus actividades, que vayan más
allá de un mero cumplimiento de la legislación; vínculos relativos
a la preservación de la vida, conectada a las actividades de satis
-
facción de necesidades colectivas.
Estos vínculos fortalecidos a través del tiempo conllevan al
desarrollo ético de la convivencia, reflejado en el vivir para el con
-
vivir; es más que el concepto de componente ético. Dicho cambio
se revierte en el largo plazo en beneficios para los actores involu
-
crados, traduciéndose en una mejora para el otro de condiciones
en el plano económico, social, ambiental, entre otros.
En la consideración por el otro, está el carácter incluyente del
trabajo comunitario, en términos de igualdad y respeto, incluyendo
la responsabilidad que cada uno tiene respecto al otro. En este espa
-
cio, Dussel (2006) entiende por responsabilidad no en el responder
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a, sino en el responder por el otro, por sus necesidades vitales, por
la vida; proyectando de esta forma la vida en comunidad.
Desde el punto vista ético, la comunidad tiene voz propia;
sus miembros activos cuentan con capacidad para ejecutar sus
propias decisiones, asumiendo el derecho de participar en los
procesos que afectan a la comunidad. Así pues, la ética es una di
-
mensión constitutiva, un componente básico e inseparable de la
investigación acción participativa-comunitaria y los valores de
esta participación tienen que ver con el logro de niveles social
-
mente aceptables de cooperación, justicia, libertad, igualdad, así
como protección social (Montenegro, 2004; Vayaells, 2007).
Así, las organizaciones socialmente responsables pueden
dar el empuje inicial; pero está en las comunidades organizadas
continuar la promoción de la transformación y cambio social. Por
ello, bajo esta perspectiva, sólo pensar que la responsabilidad so-
cial como actividades encaminadas a la consecución de un siste-
ma de bienestar social, sería estancarla en acciones paternalistas
o filantrópicas sin lograr su fin principal.
En el orden de las ideas anteriores, hoy, la responsabilidad
social de las organizaciones busca un uso productivo de los re-
cursos que se han transferido a las comunidades, los cuales se
manifiestan en bienes, servicios, infraestructura, trabajo produc-
tivo, entre otros. Se traduce en un proceso transformador estruc-
turado desde la situación de la comunidad y para mejora de la
misma; la comunidad como motor fundamental, el sujeto y objeto
de esta disciplina (Montero, 2004; Vayaells 2007).
Para efectos de la responsabilidad social, el consultar a las
comunidades tiene una doble dirección, por un lado, la organiza
-
ción informa de todos los aspectos visualizados en programas-
proyectos, que tienen un impacto socio-económico y, por otro, re
-
cibe las demandas para la comunidad, conjuntamente con otros
agentes sociales, para la toma de decisiones, en términos de prio
-
ridades definidas según la interpretación de un colectivo.
Por tanto, según Montenegro (2004), esta acción de consul
-
tar a la comunidad, se estrecha con el proceso de identificación,
así como, la jerarquización de las necesidades; iniciativas desa
-
rrolladas con la comunidad desde aquellas necesidades reales,
suscritas por ésta. Esta percepción establece la jerarquía necesa
-
ria para generar las iniciativas del deseo de satisfacerlas, recono
-
cidas en la inquietud del colectivo para ejercerla en la comunidad
de interés
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Igualmente, el autor citado propone, desde la perceptiva psi
-
cológica comunitaria, el fenómeno de la participación como una
dimensión estrechamente ligada al desarrollo humano y social; al
considerar que ésta no es sólo una necesidad, sino además un
proceso hacia el desarrollo; es decir, hacia nuevas formas de in
-
tervenir la comunidad; de modo que las acciones socialmente res
-
ponsables deberán incluir a los miembros de las comunidades
como agentes activos en los procesos propuestos.
En este mismo orden de ideas, Martínez (2006) refuerza
como el trabajo con las dimensiones de apoyo emocional, ayuda
material, asistencia física, información y contactos sociales posi
-
tivos, podrían ayudar a identificar intereses de la comunidad,
para luego proponer acciones de desarrollo conjunto o el estable
-
cimiento de relaciones mejor estructuradas a modo de red social.
Cabe agregar que Morí (2009) afirma que ser agentes y parti-
cipar son elementos claves que implican la producción e inter-
cambio de conocimientos, otorgando así responsabilidad a los
miembros de una comunidad para el logro de los objetivos pro-
puestos; ello conlleva a la interacción de dichos miembros en la
formación de una memoria colectiva, lo cual implica transmitir
sus saberes e intereses para ser tomados en cuenta, como parte
de un conjunto de carencias existentes a lo largo de la vida y pesa-
res de ese colectivo.
A modo de conclusión
La forma como las organizaciones establecen su perfil de
gestión marca en ellas la cultura, estrategias y forma valorativa,
en la cual asumirán el concepto de responsabilidad social; desde
lo filantrópico, pragmático o instrumental, hasta una gestión
marcada por la congruencia y el compromiso organizacional con
todos los grupos de interés involucrados; sendero que guía la
perspectiva de cada organización, en el cumplimiento de la res
-
ponsabilidad social desde lo interno, hacia lo colectivo; visualiza
-
da hoy como una representación no concluida.
Podría concluirse como cada actuación responde a la con
-
cepción que tiene la organización de ser visualizada como un ne
-
gocio de corto plazo o una organización que busca perdurar en el
tiempo en función de sus fines organizacionales. De allí, la necesi
-
dad de gestionar como punto inicial procesos de concientización,
responsabilidad, respeto del trabajo; bajo objetivos perfilados,
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desde valores como cooperación, justicia y congruencia; siempre
teniendo como norte los niveles de acceso a la información y re
-
cursos, que maneje el colectivo.
De allí, la urgencia de comprometer bajo la categoría de lo co
-
lectivo a una responsabilidad social que conlleve a las organiza
-
ciones a asumir la convicción hacia lo comunitario en los espacios
donde transita, ejerciendo acciones con los actores involucrados;
clave ésta para la participación y el compromiso por la solución
conjunta de los problemas donde transitan.
Tal realidad, debe soportar, además, una reflexión crítica
conjunta, buscando orígenes, causas, relaciones del fenómeno
que afecta a las comunidades; de tal manera se produzcan accio
-
nes consensuadas, ofreciendo la sinergia necesaria para enfren
-
tar las limitaciones impuestas por una realidad en crisis, pudien
-
do superarse con el esfuerzo colectivo por la búsqueda de calidad
de vida para las generaciones futuras.
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