pos productivos, alimentos, temperatura global, energía nuclear,
reciclaje o reaprovechamiento de desperdicios, turismo ecológico,
entre otros retos.
Y finalmente, la Ética sexual es alarmada por la endémica
proliferación de enfermedades de transmisión sexual, entre las
que destaca el flagelo del sida, los nuevos paradigmas de familias,
tales como los matrimonios gay, las relaciones zoófilas (animales
y personas emparentados), parejas virtuales u holográficas y de-
más innovaciones. Pero, la alarma se enrojece más aún ante la
proliferación de la pornografía infantil multimedia y por Internet,
y de aberraciones o curiosidades como el sadomasoquismo, el ca-
nibalismo sexual y la necrofilia.
Otra razón para afirmar el urgente y actual interés por la Éti-
ca se evidencia en cómo ésta es tema obligado en toda clase de
diálogos calificados como “inter”, tales como: encuentros ecumé-
nicos, interreligiosos, interdisciplinarios, interideológicos e inter-
culturales. Lo mismo ocurre con diversidad de expertos en cien-
cias y disciplinas, pero, especialmente, en los campos de la Políti-
ca, la Economía y la Comunicación Social, quienes han reconoci-
do que la trágica razón del descontento social por el que son hoy
tan cuestionadas, ha venido, en muchos casos, de la separación o
distanciamiento de parte de estas ciencias con la Ética.
Así, por ejemplo, la Política sin Ética degeneró en tiranía, au-
toritarismo, falsedad, odio, injusticia, opresión, maquiavelismo,
nepotismo, tráfico de influencias, ineficiencia, burocracia, divi-
sión y muerte. También, la Economía sin Ética se pervirtió en de-
sorden, acaparamiento, fraude, corrupción, malversación, tram-
pa, retraso y negligencia. Y por su parte, la Comunicación Social
sin Ética devino en manipulación, desinformación, calumnia, in-
famia, exageración, cinismo y mentira. Pero, lo más curioso es
que tanto bienhechores y malhechores de la Política, la Economía
y la Comunicación, manejan el lenguaje ético bien sea con hones-
tidad o con habilidad hipócrita y manipuladora, respectivamente.
Son los hechos y no las palabras las que los desmienten porque es
difícil pasar de la teoría ética a la praxis moral.
Lo cierto es que hoy todos hablan de Ética: los padres y
abuelos cuentan a los más jóvenes los secretos que da la expe-
riencia de la vida, los educadores y los alumnos discuten desde
hace décadas cómo sería eso de la formación en “valores”, tam-
bién los políticos proclaman vivir una ética determinada y acusan
la incoherencia de sus adversarios, mientras que los ministros
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El urgente y actual interés por la Ética
Franco Zambrano